viernes, 16 de noviembre de 2007

Valfierno-Martín Caparrós

Lei hace poco el libro del título, que lo escribió, como se que supusieron, el autor que esta en el título. Habla sobre el robo de la Gioconda por parte de un argentino, y si bien no es un libro que recontrarecomiendo, hay partes (que tal vez no tengan que ver con el libro en general) que me gustaría compartir:

"Que su padre era un caballero como el papá de Diego y Mariana que se rebajó a casarse con su madre porque quería mezclar su vida con los pobres, un hijo de puta que embarazó a su madre y se escapó de vuelta hacia las comodidades de su familia riva, un artista tan exquisito que decidió que nada valía la pena y se entregó a la causa para morir por propia decisión y mano ajena, un ingenuo engañado por el cabrón de Garibaldi, un idealista que dio su vida para que su hijo pudiera estar orgulloso de él alguna vez, un agente del Papa que llevó su farsa hasta las últimas consecuencias, que quién dice que es necesario tener padre.
Piensa y se promete que alguna vez, cuando quiera o, quizás , cuando no tenga más remedio, va a decidir cuál es la verdadera historia aunque su madre insista:
Que su padre fue un héroe. Su madre insiste en contarle la historia de su padre y le dice y le repite que su padre fue un héroe, que murió por lo que creía y que fue un canalla que los dejó solos a él y a ella en el mundo sin sustento sin futuro sin comida sin más nada, que los abandonó pero que no quería, que quería que el mundo fuera distinto el muy iluso un alegre paladín como su padre, muerto como su padre, huido como su padre y que lo difícil no es ser un héroe sino darles de comer todos los días y que el pobre Antonio no sería ni un héroe ni un iluso ni nada pero bien que se mata trabajando para ella-y también él, el chico, que no es el chico de Antonio, recalca cada vez la madre-, se mata trabajando como ella para que los tres vivan, coman todos los días sigan vivos en este mundo que es lo que es aunque a tu padre le volaran los pajaritos."

"Una muerte no es dura po lo que se va; es terrible porque te obliga a inventarte otra vida cuando creías que ya tenías una"

"Fueron meses tranquilos. Tan tranquilos. Era puro presente: es el secreto."

"-No se preocupe, no hay apuro. Tenemos que tomarnos nuestro tiempo.
-¿Nuestro tiempo?
-Si, Valfierno. Tenemos que ir de a poco.
-¿Pero usted dijo nuestro tiempo?"

"Y sin embargo pienso que quizás llegue un día-ojalá llegue un día- en que no reconozca mi cara en el espejo. Aunque la frase es falsa, porque: quién será ése que no reconozca esa cara de quién en el espejo. Quién será entonces el que reconozca, quién la cara. Y seguramente ese conocerá su cara, que ya va a ser la suya. Yo, entonces, qué. Yo, más que nada, quién."

"Que el mundo es un lugar lleno de cosas, brillos y, sobre todo: muy lleno de otros mundos"

"Es tan fácil hacerse rico, señor Becker. No hay nada más fácil. Basta con ver quiénes lo consiguen: los que no tienen la suficiente imaginación como para desear otra cosa, los que quieren lo mismo que todos, sólo que un poco más"

"-¿Quién serías Giannina, si pudieras ser otra?"

"(...) había entendido que los que no consiguen sus metas mienten cuando culpan a las circunstancias. Que quien tiene la fuerza suficiente consigue lo que quiere. Que los que no lo consiguen son los débiles, los que no dan la talla. Que los que se quedan a mitad de camino es porque lo merecen. Que los pobres lo son porque no saben dejar de serlo o no lo quieren. Y que no hay nada peor que los llamados socialistas: los que creen que ser pobre es un mérito. Lo mismo que los curas: los reconfortan, los convencen de que la desgracia es una suerte."

"El padre de ese hombre, entonces, en ese momento innecesario de la historia, es un hombre que se define de otro modo. El hombre no está, todavía, convencido de que ser el padre de ese hombre-que ser el padre de alguien, que ser un padre en general- sea una definición de su persona. Y, en verdad, no tendrá mucho más tempo para encontrar esa definición-o cualquier otra. Un hombre puede pasarse la vida sin descubrir cuál será la definición de su persona; un hombre puede pasarse la vida y más sin preocuparse por buscarla; un hombre puede suponer con cierta sensatez que su persona no puede o necesita definirse en términos que las palabras sepan describir. Pero puede suceder que un hombre quede registrado, en ésta y otras historias, como el padre de un hombre: entonces, a veces, todo el resto de su vida -todos los minutos de su vida salvo esos cuatro, cinco, veinte minutos de agitación sobre una hembra- pueden esfumarse ante el impulso de ese chorro de leche: de sangre concentrada en esa leche. Un hombre puede tardar muchos años en descubrir que, eventualmente, ésa será la definición de su persona; más, la mayoría, no llegarán a imaginarlo nunca."

"(...) Que falsifica la naturaleza es un gesto de grandeza del hombre: demostrarle que su poder puede ser igualado. Y que falsificar el arte es humildad: demostrar que el valor de la creación humana no es mas que una ilusión, una convención entre tantas posibles. Y que todo lo que hacen los hombres es copia y falsificación y que el único invento de los hombres es el ángulo recto-que la naturaleza no creó. O sea, se dice, que lo único que no es falso, lo único definitivamente verddero es el ángulo recto, un cuadrado, una esquina cualquiera. Lo cual no lo lleva demasiado lejos."

"-Puedo dudar de lo que hice, no de lo que voy a hacer. No porque lo que hice sea mas importante que lo que puedo hacer, sino porque el pasado es infinitamente modificable; el futuro, en cambio, solo puede ser el que será.
-¿Cómo?
-No se haga el tonto, periodista"

"No tenía obligaciones (...) sin hogar, sin patria, sin familia, con un nombre y carradas de dinero, estaba librado a los caprichos de su voluntad. (...) no quería hacer nada pero no sabía cómo hacerlo: al cabo de unos meses, las formas convencionales de hacer nada le resultaron repetidas, aburridas. y cuando pensaba en hacer algo, todo lo que se le ocurría era tan ínfimo frente a lo que había hecho (...) el ocio se le estaba volviendo insoportable y el cognac del desayuno ya no le alcanzaba para animarse ante la perspectiva de otro dá igual a todos los demás. (...) Una noche se despertó sudando: tenía mucho miedo de volver a ser Bonaglia (si no leyeron el libro, Bonaglia fue él antes de cambiar de personalidad... vivía en una eterna rutina, sólo que sumido en la pobreza) (...) El problema no era el miedo de volver a ser; lo terrible, entendió, era la sospecha de que nunca había dejado de ser Quique Bonaglia. Esa noche imaginó mil formas de alejarse de ese hombre; mientras amanecía, la luz confusa, la guardia descuidada, pensó que alguna vez volvería a la Argentina, a buscar a Mariana de Baltiérrez: seguía siendo tan rubia en su memoria(ahora hace referencia a su infancia, otra identidad que decidió abandonar)"

"(...) Y que no quiere ser uno de esos idiotas convencidos de que han hecho lo más grande aunque nadie lo sepa y vagan por los rincvones y desprecian a los que no supieron apreciarlos y se envenenan de un fracaso que suelen llamar genio. No, piensa, se dice: que la gloria ignorada sirve por un tiempo, que no somos tan fuertes, que llega el momento en que necesitamos el espejo: que otros sepan que yo, dice, se dice. Y que él vivió todo este tiempo con ese cuchillito en la garganta: no todo el tiempo, por supuesto, no todas las horas, ni cada día siquiera pero el cuchillo estaba, siempre estuvo. (...) el éxito de su obra necesitaba que nadie lo supiera, que mientras le fuera bien sería escondida, que sólo su fracaso podría evitar el gran fracaso de que el mundo lo ignorara para siempre pero que entonces su obra ya no sería perfecta: que si lo descubren, piensa, si sigue impune, libre, nadie nunca sabrá quién fue el maestro Eduardo de Valfierno. Y que si lo descubren ya no será el maestro-ni siquiera Valfierno."

"La vejez es saber que hay cosas que uno esta haciendo por última vez. Usted no puede saberlo todavía, es demasiado joven. Pero yo sé. He comido unos riñones que no voy a probar otra vez porque mi cuerpo ya no me lo permite, he estado en lugares donde sé que no voy a volver, he disfrutado de mujeres que murieron, he renunciado a la esperanza de conocer ciertos paisajes. Ésta es la última vez que contare la historia de Valfierno. Quizás haya sido la primera; sin duda, fue la última. A partir de mañana tendré que tener otra. Si no, estaré perdido. Y tendré que olvidarme de lo que hizo que mi vida tuviera algún sentido. (...) Valfierno ya vivió demasiado, mucho más de lo recomendable. Pero me cuesta. Me había acostumbrado, me gustaba."

"Cuando pienso el relato de mi vida siempre busco el momento en que todo cambió, cuando se dio vuelta. Descubro que no hubo. Que aunque cambié tantas veces de nombre y de historia no hubo eso. Y que ése es el truco con el que sobreviví, sobrevivió, sobrevivimos: la esperanza de que alguna vez seremos otro. Pero nunca. No sé por qué, no sé cómo explicarlo, pero nunca."

"(...) si usted se calla, mi vida será un fracaso estrepitoso. Sería como el náufrago que escibe un gran libro en una isla desierta, el ciego que imagina la escultura genial que nadie podrá ver, el gobernante que entregó a su amigo para evitar la guerra que habría arruinado su país..."

"Y entonces dará la respuesta a la pregunta que tanto me resuena: ¿quién se va a morir cuando me muera? ¿El que caminaba por las calles de tierra de Rosario, el que quiso a Marianita sin saber quién era, el que hizo arte con una artesanía, el que no quiso ser uno, el que no fue los otros, el que nuca fumó aquel opio de Malaca, el que probó tantos manjares, el que no vio a su padre, el que se dejaba toquetear por aquel cura, culear por otro preso, amar por las mujeres que nunca lo quisieron, Bonaglia, Juan María, Perrone, Eduardo, el de mañana, el que se muere por contar su historia? No todos: tantas muertes en una sería una injusticia. Tampoco fueron tantas vidas: sólo intentos."

"Hace unos años leí otra frase que no pude olvidar: "Ahora, en el salón, queda lo que queda cuando no queda nada""

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