miércoles, 13 de febrero de 2008

Defendiendo a Israel en 1975...

Señor Presidente

Es esta la primera vez que hago uso de la palabra en este período de sesiones y es por ello que me permito presentarle mi tarjeta de visita:

Soy el Padre Nuñez, sacerdote católico por profesión y convicción; hombre de izquierda, como que algunos en mi patria sin serlo me llaman “el cura comunista” y represento en este momento a un pequeño país pero una gran democracia, que se llama Costa Rica. En los años 1954 al 1956, siendo Jefe de la Misión de mi país luché desde esta misma Tribuna, por la in-dependencia de Argelia, Indonesia, por la lucha de Nueva Guinea frente a Holanda, Chipre frente a Inglaterra; revisen Uds. las actas de entonces y verán cómo supe plantarme frente a grandes potencias en luchas que consideré justas y sagradas.. Como Embajador de Costa Rica tuve el privilegio de vivir dos años de intensidad en Israel y en los así llamados territorios ocupados. Soy, lo que los abogados llaman, un testigo presencial.

Conozco los hechos por haberlos vivido; y, porque los conozco, he considerado mi deber hacer uso de la palabra en esta Asamblea. El hombre que conoce la verdad y no la dice es, no solo un cobarde intelectual, sino que merece ser juzgado como alguien que traiciona a su Dios, a su fe y a sus hermanos. Tengo la certeza que en esta sala hay también testigos de la verdad que yo he vivido. Por ser Siervo del Señor, solo El puede mandar en mí y juzgarme. Soy, además, demasiado viejo, para salirme – a estas alturas de la vida – de la senda de la verdad, pero simultáneamente, me siento demasiado joven para quedarme callado cuando veo que se quiere trastocar la verdad y sentar en el banquillo de los acusados a un Estado y a todo un pueblo”.

Se trata aquí de la “Cuestión Palestina”; el mismo asunto que año tras año, ha quitado a esta Asamblea horas preciosas; pero este año es diferente: durante todos los años se hablaba aquí de “derechos legítimos del pueblo palestino” y eran pocos los que sabían qué es lo que ello quería significar; y, la verdad, es muy difícil que alguien, en forma abstracta pueda oponerse a “los derechos legítimos de un pueblo”. En cambio ayer, 5 de noviembre, el mismo día y creo que a la misma hora en que en Washington, en el Congreso de los Estados Unidos, el señor presidente Sadat, hablando de los árabes palestinos repartís cariñosamente ramitas de olivo, aquí, en Nueva York, el representante oficial del Movimiento de Liberación (OLP), tuvo la franqueza, que agradezco de decir claramente en qué consiste el atan anunciado derecho legítimo del pueblo palestino. Dijo, y así está escrito también en la página primera del texto que se distribuyó: cito. “La solución israelí no solo ignora la esencia del problema palestino, pero insulta la inteligencia de los Estados miembros representados en esta Asamblea y desafía los principios de la Carta. La esencia del problema, señor Presidente, es la liberación de la Palestina geográfica ahora totalmente bajo ocupación israelí”, terminó la cita.

Señor Presidente: Si hay algún insulto a la inteligencia de los miembros de esta Asamblea es sostener lo que ha sostenido el representante de la O.L.P. Basta abrir cualquier texto de historia para constatar que el territorio que hoy tiene Israel es una ínfima parte de lo que era la Palestina histórica y que el territorio que la Liga de las Naciones entregó bajo mandato a Inglaterra para crear el Hogar Nacional Judío comprendía incluso solo una parte de la Palestina histórica, en una extensión de 110.000 kilómetros cuadrados; y que de esos 110.000 kilómetros cuadrados, el gobierno inglés, en una primera partición convirtió 80.000 kilómetros cuadrados en una entidad política soberana, llamándola Transjordania, dejando solo 30.000 kilómetros cuadrados al este del Jordán, que serían nuevamente partidos en 1947, cuando las Naciones Unidas resolvieron recomendar la creación de un Estado Judío y un Estado Arabe. Estos son los hechos; ¿Cómo es posible que el fanatismo pueda enceguecer tanto a los hombres hasta llevarlos a sostener tan flagrante falsedad histórica?

Quiero analizar con toda precisión la falacia de los argumentos de los gobiernos árabes y de la O.L.P. en el problema del Medio Oriente; ellos sostienen que la paz volverá a la región cuando se cumplan dos condiciones: 1) Que Israel devuelva los territorios que ocupó con motivo de la guerra de 1967, llamada la Guerra de los Seis Días, y 2) Que se reconozcan los legítimos derechos del pueblo palestino.

Para demostrar que esta posición es falsa de falsedad absoluta, yo pregunto: el 14 de mayo de 1948, cuando se creó el Estado de Israel, no había problemas de refugiados árabes ni había problemas de territorios. ¿ Porqué entonces los ejércitos de todos los países árabes vecinos se lanzaron como lobos hambrientos para destruir el naciente Estado de Israel ? ¿ Porqué no tuvieron los árabes la hidalguía de aceptar un pequeño Estado Judío de apenas 14.000 kilómetros cuadrados aproximadamente ? ¿ Y porqué no crearon el Estado Arabe con su población y territorio, como lo propuso la Asamblea General ? La respuesta es una sola: Los caudillos árabes de entonces, como la mayoría de los de ahora, y conste que no digo pueblo árabe, porque el pueblo árabe ni entonces ni ahora fue ni es consultado ni en éste ni en ningún otro problema; los caudillos árabes, repito, no quisieron entonces ni quieren ahora aceptar una entidad autónoma, un Estado Judío democrático. El entonces líder árabe, el Mufti de Jerusalén, aliado y discípulo de Hitler, también era partidario de una solución final: un mundo sin judíos; sus discípulos de hoy incitan al genocidio del pueblo judío aprobando que el sionismo es racismo y discriminación racial.

Los refugiados árabes fueron consecuencia de la ceguera de los líderes árabes; los refugiados árabes no fueron la causa del ataque de los Estados Arabes en su desatinada embestida contra Israel, sino que fueron la consecuencia de dicha guerra. Y, conociendo como conozco a ambos pueblos y las declaraciones de los voceros egipcios y de la O.L.P. y de otros gobernantes árabes, de “lanzar a los judíos al mar” yo debo declarar que tengo la firme convicción que si hubo refugiados árabes es porque el pueblo judío de Israel, que es su ejército, es un pueblo en un Estado con profundos y arraigados principios morales y de humanidad, por eso hubo refugiados árabes. Si, Dios no lo permita, los árabes hubiesen vencido en cualquiera de las guerras, no hubiera habido refugiados judíos, porque no hubiese quedado un solo judío con vida.

Digamos otra verdad. El problema de los refugiados árabes no se ha solucionado porque los gobernantes árabes no lo quisieron solucionar, pues los sigue usando como arma política. En los últimos 28 años el mundo ha sido testigo de cómo se solucionó satisfactoriamente el problema de cincuenta millones de refugiados en distintos países y pueblos; en 27 años, el pequeño Estado de Israel, con todos su problemas, con todas las guerras que le declararon, supo absorber mas de 700.000 refugiados, principalmente de los países árabes; en una pobla-ción total que hoy apenas pasa de los 3.000.000, y en un pequeñísimo territorio; en cambio los Estados Arabes, con mas de 100.000.000 de habitantes, con una superficie de mas de 12.900.000 kilómetros cuadrados y con el tremendo poder económico de su petróleo, no han podido solucionar el problema de poco mas de 500.000 árabes, que ellos mismos, con su ceguera e irresponsabilidad convirtieron en refugiados. Pero, seamos más precisos con las palabras: no es que no han podido, sino que no han querido solucionarlo. Las Naciones Unidas han gastado ya en los refugiados mas de 1.250.000.000 de dólares. Si ese dinero se hubiese gastado en forma positiva por los árabes en educación, sanidad, habitaciones, industrias, hoy no existiría el problema. Recuerdo aún, con qué dolor veía yo, en la entrada de Jericó y como rodeándolo centenares de casas construidas con el dinero del mundo, casas abandonadas por palestinos que recibieron órdenes de sus líderes en 1947 de pasar a Transjordania, donde nuevamente empezaron a vivir como refugiados.

Pero dejemos la historia, cuyo reloj gobiernos árabes quieren atrasar ahora en forma tan falaz. No quiero distraer la atención de los señores delegados hablando sobre los derechos históricos y milenarios del pueblo judío sobre las tierras de Israel, eso también se encuentra en los textos de la historia.

¿ Qué es lo que se pretende ahora ? Ya lo dijo el representante de la O.L.P. en la sesión del 5 de noviembre pasado: “la liberación del territorio geográfico palestino ahora totalmente bajo la ocupación israelí”. Ya analizamos la falsedad de este planteamiento; pero, cualquiera que sea el territorio a que se refiere, no cabe duda que lo que se pretende es la eliminación del Estado de Israel. Eso explica porqué la O.L.P. no acepta ni quiere aceptar la resolución 242 de estas Naciones Unidas, porque esta resolución reconoce la existencia de un Estado que ellos quieren eliminar, un Estado que debe tener fronteras seguras. Eso explica porqué en la proposición de resoluciones que están circulando y que, no sé aún si ha sido presentada, no se habla de la resolución 242; cosa curiosa: Yo recuerdo con qué devoción se aferraban años atrás a la resolución 242, esos mismos gobiernos árabes, que ahora apoyan y empujan a la O.L.P.. Sí se habla en cambio de crear una Comisión, que dentro de un plazo ínfimo, ponga en marcha toda una maquinaria burocrática con un solo objetivo: eliminar del mapa al Estado de Israel; eliminarlo de las Naciones Unidas, se habla de la facultad de aplicar sanciones, suspensión y expulsión y, lo que es mas grave, destruir de un solo golpe el pequeño paso hacia la paz que es el reciente acuerdo.

Señor Presidente, en toda esa usina de mentiras y falsedades se trata de levantar una cortina de humo para ocultar un hecho de trascendental importancia. ¿A quién representa la O.L.P. ? ¿A los 470.000 árabes de Israel? ¿A los aproximadamente 1.000.000 de árabes palestinos en los territorios ocupados después de la Guerra de los Seis Días? ¿A los 650.000 árabes palestinos que viven, trabajan y gobiernan el reino de Transjordania, constituyendo una mayoría de su población? ¿Quién les ha dado poder de representación? ¿Un congreso de gobernantes árabes, que tampoco representan a sus pueblos? ¿Han hecho algún plebiscito? Ellos, que se enjuagan la boca hablando de autodeterminación de los pueblos,
¿ en nombre de quién están hablando y congestionando al mundo ?

Yo pregunto concretamente: si ellos representan a los árabes palestinos ¿Por qué fueron expulsados por sus propios hermanos palestinos de Jordania, en setiembre de 1970 ? ¿ O es que pretenden que el Rey Hussein y los palestinos que viven en paz en Jordania, también son sionistas ? ¿Por qué el auténtico pueblo libanés que vivía en paz, trabajaba y progresaba, y era una de las pocas democracias en el mundo árabe, empezó a convulsionarse con la llegada de los terroristas palestinos? ¿También le van a echar la culpa a los Sionistas?

Digámoslo de una vez: la O.L.P. no representa a los árabes palestinos.

Créanme, yo trato de comprender a la gente de la O.L.P., mi misión es comprender a los hombres. Ellos fueron amamantados por los gobiernos árabes con el vinagre del odio; pero aún así ¿cómo es posible tanto odio, tanta injusticia, tantos crímenes de seres inocentes?b
? Cómo es posible tergiversar y retorcer en tal forma la historia ¿

La paradoja trágica es que nos encontramos con dos conglomerados humanos y los dos hablan de paz. Y uno se pregunta, ¿como es posible que tanto Israel como los árabes hablen de paz, si en realidad quieren paz, porqué tantas guerras ? La verdad es que cada uno piensa en una paz diferente: los israelíes en una paz que les permita construir y consolidar un Estado democrático, progresista, que pueda ser faro de luz para su pueblo, y para todos los pueblos que en realidad quieran vivir como hermanos. Los extremistas árabes también hablan de paz para esta zona, pero ellos quieren para Israel la paz de los cementerios, y se han encontrado con una generación de judíos que han regresado a la tierra de sus antepasados no para cavar sepulcros, sino para construir caminos de libertad, plantar árboles de vida y construir ciudades de progreso. Esta es la diferencia de la paz que cada uno pretende en Medio Oriente.

Esto de pedir la extinción del Estado de Israel, que en su sola formulación constituye uno de los crímenes mas grandes de la historia, parecería que no es suficiente para los gobernantes árabes y la O.L.P. Borrachos de euforia por una mayoría aplastante en esta casa, han aprobado en la Tercera Comisión la aberración histórica mas grande que pueda imaginarse; una blasfemia a la verdad y al sentido común; qué digo, un insulto a la decencia humana; han aprobado que Sionismo es racismo y discriminación racial. ¡ Que paradoja tan trágica ! Ese pueblo judío, con su ideal de Sion, ese pueblo, la mas grande víctima del racismo y de las persecuciones raciales, resulta ahora, por resolución de una “petromayoría”, un Pueblo y un Movimiento racista. La verdad que mas que realidad parece una pesadilla dantesca. A esa misma mayoría puede ocurrírsele votar una resolución que diga: “Nosotros, mayoría en las Naciones Unidas, resolvemos y decretamos que desde hoy Dios no existe”.

Señor Presidente: Necesitamos hacer una coalición de pueblos y hombres de buena voluntad para empezar a borrar el odio dentro del grupo de gobernantes árabes; tenemos que arrancárselo de sus corazones y de sus mentes, como se arranca la mala hierba. El odio es el bastardo nacido de la unión de la estupidez y la mala fe y se alimenta de mentiras; una vez crecido se convierte en un monstruo que devora todo lo que se le hecha, y, muchas veces a sus propios creadores. Estoy convencido que hay árabes que comprenden que con estos “festiva-les” antiisraelíes y antisionistas nos alejamos de la paz y destruimos los honrados esfuerzos que estamos haciendo para llegar a ella. Quiera Dios que vivamos el día de escuchar esas voces.

Esta institución de las Naciones Unidas, que fue creada hace 30 años para convertirse en Templo de fe en la verdad, en la hermandad entre los pueblos, para convertirse en un Templo de Civilización, se está convirtiendo rápidamente en una selva de incivilización donde rige la ley del mas fuerte, del mas poderoso, del que puede amenazar de muerte y matar. Yo, humilde sacerdote de Dios, me dirijo a los señores delegados que representan gobiernos que también representan a sus pueblos y les pregunto: ¿ Ustedes lo van a permitir ?.

Serénense nuestros espíritus y elévense nuestras almas por sobre el odio y la maldad humana. En nuestras manos está en este momento el destino, no solo de este Organismo de las Naciones Unidas, sino el futuro de algo más grande que, a lo mejor, aún no alcanzamos a comprender. De ustedes depende, según la decisión que adopten, que las futuras generaciones, cuando recuerden vuestros nombres y vuestros gobiernos en este momento crucial de la historia, escriban las palabras: “Malditos sean” o “Benditos sean”. ¡ Que Dios los ilumine



El discurso del representante de Costa Rica en la Asamblea General de la ONU, el Padre Nuñez, en el debate para aprobar una resolución que equiparaba el sionismo, movimiento de liberación nacional judío, con el racismo (resolución que luego iba a ser derogada), escrito en 1975.

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