El libro lo saqué porque en el kaitz escuché a muchos diciendo que estaba bueno, o como a todos los que le pregunté: al principio es pesado, pero se pone bueno al final (si vieran el grosor del libro entenderían la importancia de esa respuesta). Pero bueno, creo que, aunque no lo voy a hacer, al menos no ahora, merece alguna interpretación más profunda. En fin, si quieren leer: (les aclaro, por si no se dieron cuenta ya, que lo que publico y no solo lo de otros autores, lo hago sobretodo porque quiero tener esto y no olvidarmelo, o sea, no lo hago por los posibles aunque no tanto, lectores... esta bien aclararlo? jaja)(los dos puntos irían al final o al principio?)
"-Te estoy revelando un gran secreto, hijo. Nuestros antepasados han vivido y han muerto como judíos. Pertenecemos al linaje de Israel. Somos los frutos de un tronco muy viejo.
-¿Somos judíos?-una mueca le deformó la cara.
-Así es.
-Yo no quiero ser... no quiero ser eso.
-¿Puede el naranjo no ser naranjo?¿Puede el león no ser león?
-Pero nosotros somos cristianos. Además-se le falseó la voz-, los judíos son pérfidos.
-¿Somos nosotros pérfidos, acaso?
-Los judíos mataron a nuestro Señor Jesucristo.
-¿Yo lo maté?
-No- se le dibujó una sonrisa forzada-. Claro que no. Pero los judíos...
-Yo soy judío.
-Los judíos lo mataron, lo crucificaron.
-¿Tú lo mataste? Tú eres judío.
-¡Di-s y la Santísima Virgen me protejan!¡No, por supesto que no!-se persignó horrorizado.
-Si no fuiste ni tú ni yo, es evidente que "los judíos", que "todos los judíos", no somos culpables. Además, Jesús era tan judío como nosotros. Me corrijo, Diego: era quizá más judío que nosotros porque se educó, creció y predicó en ciudades manifiestamente judías. Muchos de quienes lo adoran, en verdad aborrecen su sangre, aborrecen la sangre judía de Jesus. Tienen boñiga en el entendimiento: odian lo que aman. No logran ver cuán cerca está de Jesús cada judío por el solo hecho de pertenecer a su mismo linaje y su misma historia plagada de sufrimientos.
-¿Entonces, papá, nosotros... quiero decir, los judíos, no lo matamos?
-Yo no he participado ni de su arresto, ni de su juicio, ni de su crucifixión. ¿Has participado tú?¿O mi padre?¿O mi abuelo?
Meneó la cabeza.
-¿Te das cuenta de que levantaron una atroz calumnia? Ni siquiera el evangelio lo afirma. El evangelio dice que "algunos" judíos pidieron su ajusticiamiento, pero no "todos": porque si no, hijo mío, habría que incluir a los apóstoles, a su madre, a María Magdalena, a José de Arimatea, a la primera comunidad de cristianos. ¿También son ellos unos criminales irredimibles?¡Qué absurdo!¿verdad? A Jesús, al judío Jesús lo arrestó el poder de Roma, que sojuzgaba a Judea. Fueron los romanos quienes lo torturaron en sus calabozos, en los mismos calabozos donde torturaban a cientos de otros judíos como él y como nosotros. Los romanos inventaron la corona de espinas para burlarse del judío que pretendía ser rey y liberar a sus hermanos. La muerte por crucifixión también la inventaron ellos y en la cruz no solo murió Jesús y un par de ladrones, sino miles de judíos desde antes que Jesús naciera y hasta mucho después de su muerte. Un romano le clavó su lanza en el costado derecho y soldados romanos echaron suertes para repartirse sus ropas. En cambio fueron judíos quienes lo descendieron piadosamente de la cruz y le brindaron decorosa sepultura. Fueron judíos quienes recordaron y difundieron sus enseñanzas. Sin embargo, Diego, sin embargo-hizo una larga pausa-, no se machaca que "los romanos", "los romanos y no los judíos" escarnecieron y mataron a nuestro señor Jesucristo. No se persigue a los romanos. Ni se exige limpieza de sangre romana.
-¿Por qué esa saña contra los judíos entonces?
-Porque les desespera nuestra resistencia a someternos.
-Los judíos no aceptan a nuestro Señor.
-El fondo del conflicto no es religioso. Ellos no anhelan nuestra conversión. No. Eso sería fácil. Ya han convertido a comunidades judías enteras. En verdad, Diego, luchan por nuestra desaparición. La quieren por las buenas o por las malas. Tu bisabuelo fue arrastrado de los cabellos a la pila bautismal y después lo atormentaron porque cambiaba su camisa los días sábados. Tuvo que abandonar España a la fuerza. Pero no se resignó. (...)Lo esencial, ahora, es que tengas conciencia de la decisión profunda que hemos tomado muchos judíos. La decisión de seguir existiendo, aunque sea mediante la consevación de unos pocos ritos y tradiciones.
(...)
-Pero somos católicos- Diego se resistía a soltarse-. Somos bautizados. Yo hice mi confirmación. Vamos a la iglesia, confesamos. ¿Somos católicos, no?
-Sí, pero a la fuerza. Nada menos que San Agustín dijo algo como esto: "si somos arrastrados a Cristo, creemos sin desear creer, y sólo se cree cuando se llega a Cristo por el camino de la libertad, no de la violencia"."
"(...) Le enseñaron que los astrólogos diagnosticaban enfermedades y anunciaban el futuro leyendo las estrellas. Para ellos eran una escritura. ¿Por qué no? ¿Acaso la escritura que le enseñó fray Isidro no fue inventada por los hombres? Se pusieron de acuerdo-le dijo- en que la "ele" sea un palito, la "o" un circulo y la "ce" un semicírculo. ¿Por qué, entonces, no podía Di-s determinar que un caracol de estrellas sea un letra y que una víbora de estrellas sea otra letra?"
"-¿Jura por el Padre y el Hijo y el Espiritu Santo, y por esta cruz, decir la verdad?-repite el comisario Martín de Salvatierra.
Francisco lo mira a los ojos. Esta escena ya había abrasado sus pesadillas: los funcionarios del Santo Oficio ordenan y él contesta; ellos exigen y él concede. Aprieta los puños. Las muñecas se le han ulcerado bajo las argollas de hierro. Siente que lo observan desde las alturas.
-Perdón...-carraspea.
Los frailes parpadean.
-¿Qué ocurre?
-Juraré decir la verdad.
-Hágalo, pues.
Francisco les sigue sosteniendo la mirada.
-Pero no así.
Al notario se le vuelca el tintero. Uno de sus sirvientes se apresura en ayudarle.
-¿Qué dice?-gruñe el comisario.
-Juraré solo por Di-s.
Un trueno se abre camino y hace trepidar la celda."
"(...) torció hacia lo de Lorenzo. Su amigo parecía lejano. ¿Qué le pasaba? Se acercó y él empezó a apartarse.
-¡Lorenzo!
No le contestó. ¿Por qué lo esquivaba? ¿Tenía verguenza de su propio padre, el capitán?¿Se sentía culpable por el penoso destino de don Diego?
-¡Lorenzo!
Se detuvo.
-Tu padre...-empezó Francisco.
Loranzo le echó una mirada desconocida hasta entonces. Contenía desdén. Era horrible. Su mancha facial brillaba como un carbón encendido. Se acercó y lo escupió:
-¡Judío!"
"-¡Cómo supone que niego a Di-s!-exclama Francisco-. ¿No le estuve explicando cuánto me esmero en estudiar su palabra y obedecerle?
-Usted lo niega, hijo, lo niega- se desespera el fraile, asfixiado por el encierro de la celda y los argumentos del cautivo.
-Recuerde el evanfelio de San Mateo, por favor-insiste Francisco-. Ahí Jesús afirma:"No todo el que dijere, ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino aquel que hiciere la voluntad de mi Padre". Yo hago la voluntad del Padre. Y por eso me castiga la Inquisición."
"Isabel y Felipa permanecían tiesas entre su madre y la vieja monja, entre su mundo conocido y el mundo por descubrir. Se desprenderían del pasado que, a pesar de sus amarguras, les dio compañía, amor y cuotas de felicidad; ingresaban en un futuro enaltecido pero secamente reglamentado. Atrás quedaban su infancia y los ensueños que incluían algún magnífico caballero. Adelante las aguardaba el disciplinado servicio de Di-s. Con angustia miraron la oscura vegetación del patio donde se insinuaban macizos de flores; durante años mirarán este patio y las mismas flores. Se volverán a sentar en este banco de algarrobo y evocarán este instante. También miraron a las pocas novicias que se desplazaban sin ruido, como espectros. Ellas harán lo mismo."
"Francisco se acercó a su madre. El cuerpo estaba cubierto con una frazada; emitía quietud. De cuarzo eran sus mejillas. En su frente, repentinamente liberada de los survos que expresaban el sufrimiento, relucía la cruz de óleo sagrado. Ella ya no respondería; tampoco tendría accesos de tos. Se había convertido en un pedazo de eternidad."
"El trabajo fue y sigue siendo duro, con hostilidad en varios frentes. Habia que mantener el orden entre los blancos y beneficiar con ese orden a los indios. Unos y otros son hijos de Di-s y súbditos del rey. Este orden, sin embargo, segrega una maldición: los negros. Los negros me dan lástima porque son tratados como bestezuelas. Pero son negros... por algo ese color. Aunque me resista, debo reconocer que están emparentados con las tinieblas. Descienden del bíblico Cam y fueron condenados a la esclavitud porque su padre cometió un pecado imperdonable. Debo compartir la opinión general. Una cosa son los indios, otra los negros. ¿No lo explica la Sagrada Escritura? Recordemos. Después del Diluvio Noé plantó una viña, bebió de su vino y se embriagó. Quedó dormido y desnudo en su tienda. Uno de sus tres hijos, el oscuro Cam, descubrió la desnudez de su padre y corrió a denunciarla a sus hermanos Sem y Jafet, quienes, respetuosamente actuaron de otra forma: recogieron un manto, caminaron hacia atrás para no ver a su padre tendido y lo cubrieron sin mirarle la denudez. Cuando Noé despertó de su borrachera y se enteró de que su hijo menor había visto su impudicia y corrió alegremente a comentarla, ardío de cólera "¡Maldito seas, Cam!-gritó-.¡Sean tus hijos los siervos de Sem y de Jafet!" Pobres negros..."
"Francisco sintió deseos de preguntarle por qué Jesús se refería constantemente al Padre y los cristianos ignoraban su ejemplo refiriéndose sólo a Jesús, excepto en la oración del Padrenuestro."
"¿No será el dolor tan profundo de los judíos a lo largo del tiempo la misteriosa virtud que los torna inmortales?"
"(...)Arribé entonces a la dolorosa conclusión de que no tenía sentido mantener en secreto mi condición judía: no recusitaré a mis padres ni daré felicidad a mis hijos. Externamente soy católico, de mi nuca cuelga una cadena de plata con una maciza cruz, asisto a los oficios religiosos y me confieso. Debo corregir mi interior, no el exterior. Mi imagen es la adecuada, no las nostalgias. Estoy cansado de huir. Si pudiese, estudiaría teologia y me haría sacerdote como Pablo de Santamaría que fue rabino y se convirtió en uno de los más ardientes abogados de la iglesia. El martilogio judío ya no tiene sentido: no interesa a los hombres ni conmueve a Di-s. ¿Para qué continuarlo?"
"-¿Se puede interrumpir la historia?, ¿ponerle fin?
-Los teólogos demuestran que el pueblo judío existió, y fue elegido, para anunciar y preparar la llegada de Cristo. Una vez cumplida esa misión, terminó su historia. Su sobrevivencia agrava el plan divino.
-Pero la realidad...
-La realidad debe someterse a la teología, que es la verdad- volvió a pasarse el pañuelo por el rostro y lo metió en su bolsillo-. No justifico la obstinacion de José Ignacio, por ejemplo, que prefiere un camino imposible.
-No es obtinación-José Ignacio Sevilla apareció junto a ellos y los miró con lástima-. No es obstinación, querido Diego: es convicción.
-¿Estabas escuchando?-se irritó Lopez.
-Sólo la última parte, no te preocupes. Además, creo que no has dicho algo nuevo. Solo que, me parece, lo has dicho con más énfasis.
-Porque ya no dudo.
-Lamento desengañarte: sigues dudando; por eso necesitas del énfasis.
Diego López de Lisboa volvió a frotarse con el pañuelo.
-Los nuestros son tiempos de prueba-lo consoló Sevilla."
"(...)Hacía poco toda la región había sido conmovida por una plaga:la enfermedad del canto. Miles de indios se habían entegado a canciones y danzas esotéricas porque se les inculcó el regreso de las huacas, ridiculos dioses de la naturaleza:lagos, montañas, piedras, árboles. Peor aún, se les inculcó que lso dioses ya no permanecían en sus entrañas, cabeza, piernas y brazos. Los hacían danzar frenéticamente durante días y noches. Sus inmundos predicadores decian que retornaban para combatir a Cristo. La enfermedad del canto -Taki Onkoy- convulsionó la montaña."
"A medida que transcurrió el tiempo y los filones se escabulleron hacia el fondo de la tierra, los indios empezaron a escasear (por mortalidad creciente y fugas también crecientes), los capataces los obligaron a permanecer más tiempo del reglamentario olvidando que todos esos trabajadores gratuitos debían retornar a sus tierras. Los indios dejaron de dormir porque los obligaron a trabajar también durante la noche. Los rebeldes fueron trasquilados, azotados y sometidos a rigurosa prisión no sólo para devolverlos amansados a las galerías subterráneas, sino para mantener activo el terror de los demás.
La fuerza de trabajo que devoraba las minas pidió más indios a las encomiendas y comunidades próximas. Debían empacar sus rústicas pilchas, recoger su única vicuña, despedirse de los vecinos en una borrachera triste, y emprender el camino de la esclavitud. Eran recibidos como ganado al que se examinaba y redistribuía. Los hombres-y niños vigorosos- eran empujados hacia la ruta de los socavones y el resto hacia un barrio marginal formado por cabañas diminutas, apenas agujeros en el terraplén: reserva que de vez en cuando visitaban los doctrineros para enseñarles a ser buenos católicos."
"José apretó cariñosamente la deidad y la deslizó bajo sus ropas. Era el vehículo de una fuerza inconmesurable. Las huacas retornaban para enderezar el mundo. José y la hechicera permanecieron quietos hasta que el atardecer desplegó su poncho sobre las colinas. Allí dormían muchas huacas, del otro lado había más lomas y picos y alucinantes quebradas. Había arroyos y ríos; había lágrimas. Cada una era una huaca. Todas mantenían vínculos de parentesco con alguna de las dos grandes: Titicaca o Pachacámac. Todas las huacas habían estado vivas y hablaban. Hasta que varios siglos atrás se impusieron los incas, establecieron el culto único del sol abolieron la adoración de las huacas. En aquel tiempo remoto, ¿fueron vencidas o se dejaron vencer? Dicen los hechiceros que se dejaron vencer para no perjudicar a lso hombres. Decidieron entregarse a un sueño más profundo que el de los lagartos. Parecían muertas per no lo estaban porque cada huaca es un dios inmortal. Los incas fracasaron cuando los abandonó el sol: llegaron hombres blancos montados en caballos y subieron al palacio. Mataron al Inca y derribaron los altares; impusieron su dominio y exigieron que todos obedecieran a Jesucristo. Ordenaron perder la memoria: que los indios cambiasen sus nombres tradicionales por los feos nombres españoles, que enterrasen sus muertos junto a las iglesias en vez de guardarlos con semillas de maíz en confortables tinajas de barro y que se arrodillasen ante un muñeco clavado en un palo. Los conquistadores pusieron el mundo al revés, trajeron enfermedades, mataron gente, ofendieron y violaron. Mandaron milones a las minas e impusieron el régimen de las encomiendas. Los azotes y las espadas doblegaron al pueblo como el viento a los maizales. Tanto dolor pernetró en el sueño de las huacas y empezaron a despertar. La desolación les produjo ira. Cada una se ocupó de resucitar a la siguiente. Volvían en auxilio de su pueblo tiranizado: pero no sólo hablarían desde las piedras y los lagos, sino desde las gargantas de los mismos hombres.(...) Muchas huacas empezaron a manifestarse en hombres y mujeres que de súbito emitían sonidos en falsete o gruñían mientras otros se entregaban a danzas interminables. Centenares de bocas entonaban cánticos que no eran de este tiempo ni el de los incas, sino que provenían del tiempo en que las huacas sostenían la armonía del universo. Era el Taki Onkoy, la enfermedad del canto.
Los hombres blancos se encolerizaron. Lo que parecia otra idiota costumbre de los aborígenes implicaba una revuelta de magnitud y pronuncaiaron la palabra terrible: "¡idolatria!". Para ellos la resurrección de las huacas se reducía a un culto asqueroso. No quisieron ni enterarse de las hondas emociones que activaban. Sólo sabían que hacer: ¡extirpar!. La enfermedad del canto era una plaga. Los indios no solo renegaban de la fe verdadera, sino que pretendían recuperar sus raíces preincaicas. Estaban alterados por una ilusión tan ridicula que solo podia alimentar satanás. Empezó entonces una persecusión despiadada. El visitador eclesiástico Cristóbal de Albornoz emprendió una guerra sin misericordia: volteó hechiceros, curacas y predicadores. Juan Chocne, junto a otros insignes acusados, fue remitido al Cuzco donde le aplicaron el tormento del potro y azotaínas. Las huacas se alejaron de sus cuerpos debilitados. Los predicadores dejaron de hablar con verdad: pidieron perdón y dijeron que habían mentido. Muchos fueron condenados a trabajar de por vida en la construcción de iglesias. Los castigos incluían ofensas: eran emplumados, trasquilados y abucheados en público. La represión hizo escarmentar a miles de indígenas y quedó prohibido cualquier rito que evocase el culto a las huacas.
El dios de los cristianos restableció su orden injusto. Pero no para siempre."
"-Soy cristiano. Estoy bautizado. Recibí la confirmación. Creo en nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre y todos los Santos de la Iglesia. ¡Quiero salvar mi alma! No me cierre el camino de la salvación. Soy cristiano y quiero seguir cristiano-dijo atropelladamente.
-Los que tienen la sangre impura como tú, tu padre y tu hermano, deben hacer más penitencia y actos de virtud que los de sangre pura. (...)Tengo motivos, entonces, para desconfiar. (...)Yo quiero tu bien.
(...)No tenía derecho a vedarle la divina absolución, pero tenía poder. (...) No había más alternativa que inclinar la cerviz."
"-José es un indio pertinaz, tiene arraigada la idolatría. A él lo castigarán fuerte.
-¿Cómo lo sabes?-Francisco se sintió molesto.
-¿No se levantaba de noche a mirar la luna?
-¿Eso es idolatría?
-¡Qué, si no! Le hablaba, yo lo vi.
-Hablaba a una piedra.
-¿Si?¡Peor, entonces!
-¿Cómo peor?
-La luna, por lo menos, tiene encanto, misterio. Una piedra...-Lorenzo torció la boca con repugnancia.
-O una madera, o un lago. El universo.
-Si, ellos creen que son dioses. Creen en cualquier cosa. Son brutos. Ignorantes. Y no quieren aprender.
-O les enseñan mal.
-También-reconoció Lorenzo-. Los clérigos juntan a los indios y les enseñana a repetir la doctrina. ¡Bah! Repiten sin entender. Imagínate: no yo entiendo toda la doctrina, ¿qué esperan de estos pasamarotes? Cuando uno de sus lenguaraces les explica, ¡vaya a saber qué les dice! Los clérigos se tranquilizan oyéndoles repetir palabras o viéndolos persignarse: quieren suponer que ya están evangelizados. Quieren suponer, es más cómodo. Porque no deben ser tan idiotas para tragarse el cuento.
-¿Qué cuento?
-Que ya están evangelizados. os indios fueron idólatras y siguen idólatras. Lo único que extirpará su idolatría, lo único, escúchame bien, es el potro, la horca y los azotes.
-Hace años que empezó la extirpación de idolatrías con todo eso-Francisco tenía un rechazo visceral a ese método.
-Si.
-Y no las extirparon.
-No del todo. Pero hay menos que antes.
-No estoy seguro-replicó Francisco.
Lorenzo aflojó sus manos sobre el pomo de la montura.
-¿No?
-Creo, Lorenzo, que esta idolatría obstinada y que la famosa plaga del Taki Onkoy tienen una razón más profunda que la ignorancia de los indios.
-El diablo.
-No se trata de maldad solamente.
-¿Qué, entonces?
-No lo sé, o no puede explicarlo.
-La idolatría no tiene profundidad, Francisco. Hace creer en lo superficial, en lo que reciben los ojos o el oído. Es un engaño del demonio.
-¿Sabes?Aunque siento asco por la idolatría, esta idolatría de los indios no me subleva. Diría que... meconmueve.
-¿Estas loco?¿Qué hacer mejor a la idolatría de los indios?
-No es mejor. Expresa algo.
-Que son unos brutos.
-Fíjate. La abandonaron por el dios sol que impusieron los incas. Luego abandonaron el dios sol por nuestro señor jesucristo que impusimos los cristianos. Ahora abandonan al dios de los cristianos para retornar al principio-discurría con esfuerzo, eligiendo cada palabra, inseguro.
-¿A dónde quieres llegar?
-No lo sé bien-Francisco encogió los hombros-. Quizás a que esue esos dioses realzan su identidad, su raíz. Son los dioses de ellos, no los impuestos por otros.
-¿Una piedra realza la identidad?
-Muchas piedras y montañas y árboles. Toda la tierra que conocen y sus antepasados y sus padecimientos. Todo eso necesita expresarse a través de una religión propia. La creencia en esos dioses absurdos les insulfa algo así como el reconocimiento de su importancia. Son dioses que protegen y los respetan a ellos. Nuestro señor jesucristo, en cambio, respeta y beneficia a los cristianos solamente. ¿Por qué lo van a querer, entonces?"
"-Un indio cubierto de heridas y de llagas se desvaneció anoche frente a la puerta del convento. Corrí a levantarlo; estaba vivo, pero exhausto-movia nerviosamente los dedos-. Solo gemía. Fui a pedir permiso al prior, que está enfermo también. Lo negó; me recordó que éste no es un hospital de indios. (...)me pareció que el Señor (...) me rdenaba prestar ayuda a ese pobre infeliz. (...) lo llevé a mi celda, lo recosté, lo atendí. Pequé miserablemente.(...)Desobedecí a mi prior. Introduje al indio y éste no es un lugar para indios. Hay un orden en el mundo.(...)Pero el indio...¿es acaso la caridad inferior a la obediencia?(...)El prior(...) le ordenó azotarse, ayunar y ponerse guijarros bajo la estera. Pero autorizó que el indio siguiese en el hospital(...)"
"(vienen dos hojas ya de relatos de torturas, mientras el detenido aseguraba haber abandonado el judaísmo...) De esta forma, Francisco-hizo una irónica mueca-, recuperé mi libertad y me hicieron volver a la religión del amor."
"-A veces me pregunto si al señor le agrada que calle siempre, me humille y tema. ¿Es así como el padre quiere ver a sus amados hijos?
-(...)Te hizo nacer con sangre abyecta (...)es un pribilegio, si lo miras con atención. Tenemos una marca que nos muestra en forma inequívoca el camino: ser inferiores, sumisos. Así nos quiere para agrandar su gloria. (...) Has sido amado por tu padre terrenal(...) Yo, en cambio, recibí precozmente su justo desprecio. Era un gentilhombre castellano a quien mi madre, una negra africana, le dio un par de mulatos. No quiso reconovernos, por supuesto, y nos abandonó. (...)El señor me ayudó, como siempre. (...) ¿Tengo derecho a reclamar nuevos indicio? Soy un perro mulato, un ser horrible y, no obstante, tengo el privilegio mayúsculo de vivir en una casa de dios"
"-(...)Quizás algunos interpreten como indiocio de herejía leer las Sagradas Escrituras sin la orientación de la Iglesia.(...)¿Qué es para ti judaizar, Francisco?-lo miró rectamente a los ojos.
Tras un instante de dudas, el joven espetó provocativamente:
-Ofender a nuestro Señor y a la Iglesia. Un crimen.
-No lo especificas. Tu acusación es muy vaga.
-Es la práctica de ritos inmundos-añadió con voz insegura.
-¿Qué ritos?
-Agraviantes para nuestro señor.
-Así se afirma, en efecto. Pero, ¿cuales son esos ritos? Precísalos.(...) cuando juadaizaba-acentuó el carácter pesado- nunca agravié a Jesucristo ni a su iglesia. Eso suponen quines se la pasan agraviando a los judios.(...)Esos ritos inmundos consisten en respetar el sábado vistiendo camisa limpia, encendiendo luces y dedicando la jornada al estudio y la reflexión. Otro rito inmundo es celebrar la liberación de Egipto bajo la guía de Moisés. Ayunar en septiembre para que Dios perdone nuestro pecados. Leer la biblia. ¿Dónde esta lo inmundo?¿Donde las ofensas al cristianismo? El judaísmo es una religión basada en la solidaridad. Por eso reúnen a varias personas para rezar, para setudiar, para pensar.(...) buscando nuestra unión con D-os, en realidad buscábamos nuestra paz en la tierra, recuperar y valorar nuestra identidad. Porque, ¿quienes eramos?: despreciables portadores de sangre abyecta, herederos de la perfidia e instrumentos del diablo."
"-¿Dices que no existe la Ley de Moises?
-Es un invento de los cristianos-agregó-. (...)Pero para los judíos solo existe la ley de Di-s. Moisés la ha transmitido, no es el autor de ella. Por eso los judíos no adoran a Moisés, ni lo consideran infalible, ni absolutamente santo. Lo aman y respetan como gran líder, le dicen Moshé Rabenu, "nuestro maestro"; pero él también fue castigado cuando desobedeció. En la pascua judía, cuando se narra la liberación de Egipto, Moisés no es mencionado nunca. Quien libera es Di-s.
(....)
-¿Eso es la horrible inmundicia que llaman judaizar?(...)
-Efectivamente, hijo: respetar la ley de Di-s escrita en las Sagradas Escrituras."
"-(...)¿en algún momento volviste a la fé católica?
-Preguntas si volví... pero, ¿alguna vez estuve en ella? Para los católicos, basta recibir el bautismo. Por eso lo fuerzan. El proselitismo así es fácil. Pero quien es bautizado contra su voluntad no cree con el corazón. Es como si te pidiesen que jures lealtad a alguien pero otro lo hace por ti; luego te llaman traidor por no ser leal a quien jamás juraste lealtad...(...)
-¿Dejarías de ser judío, papá?
-Como tantos. Como millones. Pero también tendría que dejar de ser quien soy. Olvidar a mis padres, mi historia, la llave de hierro. Pensar de otro modo. Se quiere, pero no se puede.
-No es solo una religión, entonces.
-Por supuesto. Es algo más profundo.
-¿Que?
-No lo consigo atrapar. Quizá sea la historia. O el destino común. Los judíos somos el pueblo de la escritura, del libro. La historia es libro, letra escrita...¡qué paradoja! ¿no? Ningún otro pueblo ha cultivado tanto la historia, y, al mismo tiempo, es tan obstinadamente castigado por ella.(...)
-¿Entonces?
-O te conviertes de corazón...
-El corazón no responde a la voluntad (...)
-O simulas. Es lo que hago.
-Representación, apariencia. Somos iguales o peores que ellos- meneó la cabeza, apenado-. Qué triste, qué indigno, papá.
-Nos obligan a ser falsos.
-Aceptamos ser falsos.
-Efectivamente.
-¿No hay otra posibilidad?(...)Me cuesta resignarme(...) Presiento que existe otro camino"
"Dejé la carta sobre la mesa y hundí mi rostro entre las manos: ese negro noble no se había resignado a la esclavitud. Evoqué su marcha cómica, sus risotadas de marfil, su coraje, sus sufrimientos. Lo habían matado como a un perro srnoso. Los verdugos aparecían como guardianes de la ley y la víctima como un despreciable violador. El orden imperante era un desorden que bramaba. La muerte de Luis, contada por mis hermanas como un hecho anodino, me hizo temblar. Pero ¿contra qué?¿contra quién?
Pronuncie Kadish por su alma. Las sonoras cadencias podían simbolizar el viento boscoso de su infancia. No fue un cristiano devoto, tampoco fue judío. Creía en dioses absurdos que no se irritarían por mi Kadish. Fue leal a sus raíces. Por eso solamente Di-s lo iba a premiar con su misericordia."
"(...) el Santo Oficio está esperando que usted se arrepienta y pida misericordia: le otorgará clemencia. Se la otorgará, le aseguro, porque está en el lugar de Di-s.
-¿De Di-s?-Francisco apoya su cabeza contra la pared-. Hay un solo Di-s y es clemente, por cierto. Pero no me consta que haya delegado su espacio ni su poder. No consta en ninguna parte. ¡Eso si que es locura!"
"Acompañé a Isabel a los oficios de Semana Santa. (...) El domingo de ramos celebra el ingreso de Jesús a Jerusalem y su recepción con hojas de olivo, laurel y palmera. ¿Quienes le dieron tan afectuosa bienvenida? Yo esperaba que se dijese "¡los judíos!". (...)Pero mi expectativa se frustraba. Nunca "los judíos" son asiciados a un acontecimiento positivo, jamás hacen algo bueno.
En el jueves santo esperaba escuchar el sermón del mandato.(...)Pero las finezas de Cristo no inspiraban tanto como sus dolores físicos: el bien es aburrido.
Hablaban de la última cena sin mencionar-ni por remota alusión- su vínculo con el Séder y la Pascua judía. Repetían hasta el agotamiento que en esa ooportunidad Jesús hizo circular el cáliz lleno de vino y dijo "ésta es mi sangre", y distribuyo pan y dijo "éste es mi cuerpo". Dio de beber el cáliz como rabí Gonzalo su tazón, y distribuyó el pan que no era sino la matzá. En Jueves Santo también se regodeaban con la traición de Judas Iscariote. ¡Cómo se regodeaban! Contaban la anécdota y la cubrían de una vileza incomparable. Era lo más asqueroso de la creación y contra él se canalizaba un torrentoso odio. No se trataba únicamente de un individuo que vendió a su maestro por treinta monedas, sino del "judío". Su deslealtad es de judío; su codicia, de judío; su hipocresía, de judío. Decir "Judas" es decir judío.(...) Y esto se enseñaba generación tras generación como un granizo incesante- de siglos-que penetra en la médula de la gente. Los judíos son los enjuiciadores, torturadores, calumniadores y verdugos de dios. Son un pueblo sin ley ni luz ni clemencia. Avidos de sangre y dinero. Crueles hasta la locura. Prefirieron a un homicida como Barrabás y ordenaron la crucifixión de Jesús porque les gusta ver sufrir. Y aunque los romanos efectuaron las torturas y le rayaron la divina frente con una corona de espinas, eso ocurrió porque los judíos lo exigieron:"los judíos mataron a Cristo". Ni Verónica, ni las tres Marías, ni el pequeño Juan ni los dos ladrones, ni el bondadoso José de Arimatea eran mencionados como judíos."
""¿Quieren salvar mi alma o quieren someterla? Para salvar mi alma conviene la discusión, el estudio y el afecto. Para someterla están las cárceles, la incomunicación, las torturas, el desdén y la amenaza de muerte.(...)¿Por qué reclaman la imitación de Cristo si en realidad imitan a los antiguos romanos? Igual que los romanos, privilegian el poder, usan las ramas y aplastan el derecho de los que piensan diferente. Jesús, en cambio, fue físicamente débil, jamás empuñó un arma, jamás mandó torturar ni asesinar. ¿No empezaría la imitación de Cristo por la eliminación de las armas, las torturas y el odio que usan contra mí? "Francisco les recuerda que el Di-s único es también llamado Padre por los judíos. Jesús ha rezado al Padre (únicamente al Padre) y ha enseñado el padrenuestro. Pero los malos cristianos rezan el padrenuestro al mismo tiempo que ofenden al Padre porque persigen a quienes lo adoran con exclusividad. "Si de imitación a Cristo se trata, mucho más lo imito yo"(...)"El Santo Oficio con investidura de Angel Exterminador, gusta afirmar que está en el lugar de Di-s. Pregunto: ¿reemplaza a Di-s?En ese caso: ¿se considera Di-s?(...)Cristo es mostrado como un hombre agónico y escarnecido, víctima de los judíos. No lo muestran así para que seamos mansos como él, sino para vengarlo. ¿Se preguntan los eminentes teólogos por qué el Santo Oficio pretende vengar y salvar al salvador? Ofrezco mi opinión modesta: porque, sacrílegamente, se coloca encima de él."
"-La herejía nació para socavar a la Iglesia(...)
-Así hablan los católicos. Pero las guerras de religión demuestran que este argumento no rige al otro lado de la frontera. ¿Por qué unos quieren imponerse a los otros? ¿No confían en la fuerza de la verdad?¿Siempre deben recurrir a la fuerza del asesinato? ¿La luz necesita el apoyo de las tinieblas?"
"¿Se ha producido el fin del mundo?"
"¿Se puede pensar cualquier disparate frente a la importencia de la verdad?¿Puede aceptarse que cada uno proponga el enfoque que quiera y emita el absurdo que ese le ocurra?¿No llevaría al caos y auna tempestad de abominaciones?(...)Si uno puede creer en lo que se le ocurre, también lo podría hacer el vecino y el vecino siguiente. (...)La humanidad entera rodaría a los infiernos."
"-Es violencia moral exigir el cambio de fe. Un hombre es más alto que otro, más inteligente que otro, más sensible que otro, pero todos somos iguales en el derecho de pensar y creer. Si mis convicciones son un crimen contra Di-s, solo a él corresponde juzgarlo. EL Santo Oficio usurpa a Di-s y comete atrocidades en su nombre. Para mantener su poder basado en el terror prefuere que yo finja un cambio de creencia-hace una larga pausa, después enarbola la flagrante contradicción-:el Evangelio dice "amarás a tu enemigo"...¿Por qué no me aman? ¿Es más facil amar a quienes se someten?(...)Cristo humano conmueve: es la victima, el cordero, el amor, la belleza. Cristo Di-s, en cambio, para mi, para quienes somos objeto de persecusión e injusticia, es el emblema de un poder voraz que exige delatar hermanos, abandonar la familia, traicionar a los padres, quemar las propias ideas. Creisto humano pereció a manos de la misma máquina que pondrá fin a mis días. A esa máquina ustedes llaman Cristo Di-s.(...)el Santo Oficio, ni siquiera para condenar a muerte asume su responsabilidad."
"(...) le preguntan sobre el crucial tema del Mesías.(...)
-Los judíos aun lo esperamos-confiesa sin rodeos-porque no se han cumplido las profesías que describen los tiempo mesiánicos."
"-¿No es arrogante e inútil la pretensión de imponer una sola verdad?(...)¿No se estará manifestando la gran verdad-continúa. Verdad que excede al cerebro humano, por verdades parciales que apenas logramos aprehender?¿No será la gran verdad tan rica y misteriosa que solo no es permitido un abordaje minusculo? Y ese abordaje minusculo, ¿no se cumple acaso a partir de nuestras diversas raíces y creencias?¿no será que existen diversas raíces y creencias para que, precisamente, seamos más modestos y reconozcamos que solo nos es dado ver y sentir tan solo una parte?¿No será que nuestras convicciones, aunque opuestas, solo se resuelven en el infinito del ser supremo, que está mucho más allá de nuestra percepción?¿Que beneficio brindan ustedes a la gran verdad, entonces, si quieren convertir a la parte minúscula que reconocen y aman, en el todo que no pueden alcanzar?(...)Pregunto si es de buen cristiano (ya que me exigen ser cristiano), castigarse mutuamente, desgarrar familias, humillar al prójimo y delatar parientes y amigos. Esto ya lo padeció Jesís, que fue delatado y atormentado. Repetir su pasión en otros, ¿no significa inutilizar la del mismo Jesús? Si su sacrificio no canceló los sacrificios, ¿qué cambia¿qué inaugura?Seguir persiguiendo, ofendiendo y matando hombres como Jesús fue perseguido, ofendido y asesinado, ¿no es reducirlo a un caso más de la infinita cadena de hombres víctimas de hombres?"
"-¿Jurar por la cruz?¿Por qué no jurar entonces por el potro, o las mancuernas con púas, o el brasero que destruye los pies? Cualquier instrumento de tortura daría lo mismo... la cruz fue un instrumento de tortura, ¿o ha tenido otro objeto? Con la cruz asesinaron a Jesús y a muchos otros judíos como él. Luego los cristianos siguieron asesinando judíos blandiendo tras ellos la cruz como una espada retinta de sangre. En la cruz hemos muerto los judíos, no los cristianos. ¿Murió en ella algún inquisidor?, ¿un arzobispo? ¿un papa?... Alguien alguna vez se los debe decir aunque duela mucho: para los judíos perseguidos la cruz nunca ha simbolizado el amor sino el odio, nunca el amparo sino la crueldad. Exigirnos que le rindamos veneración, tras siglos de matanza y desprecio, es tan absurdo como pedirnos venerar la horca, el garrote vil, la hoguera. Los cristianos ensalzan la cruz (¡y tienen sus buenas razones!), pero la cargamos los perseguidos. La cruz no nos otorga bienestas: nos angustia, nos ofende y nos destruye"
Tal vez sea dificil de entender algunas cosas sin saber de que trata la historia, pero bueno... yo lo entiendo (re porqueria, jaja). Pregunten, de última. Y ahora la mesa esta llena de papelitos... evidentemente este método no funciona... y los espacios horribles, no se como borrarlos.
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