SESIÓN ESPECIAL – 28 de octubre de 2008
CREACIÓN DE LA POLICIA DE LA CIUDAD – LEY DE SEGURIDAD
VOTO NEGATIVO DE GERARDO ROMAGNOLI
Esta sesión se lleva a cabo cuando aún está fresco el asesinato de Ricardo Barrenechea, muerte que -como todas las otras ocurridas por la “violencia delictiva”- nos conmociona, nos hace concientes de que no estamos exentos de que lo mismo que a él nos ocurra a nosotros.
Y cuando también en mí está fresco que hace menos de una semana se el gobierno de la ciudad (con acuerdo del ministerio del interior de la nación) utilizó la policía para reprimir a docentes provocando el aplazo de esta votación porque –al decir de algunos diputados y diputadas- “no estaban dadas las condiciones político institucionales para hacerlo”. Tal vez ahora expliquen porque hoy si “existen estas condiciones”.
Pienso también en el asesinato del joven Fernando Assales en Moreno para robarle su moto, en la del comerciante del barrio de Versalles pocas semanas atrás y la de tantas otras personas, muchas anónimas, que cotidianamente sufrieron y sufren este problema. Me solidarizo con el dolor de sus familiares, con “las madres del dolor”, y también con los familiares de víctimas del “gatillo fácil”, etc., etc. Son la prueba contundente de una “inseguridad pública” brutalmente existente que no cesa de fluir como un torrente incontenible desde hace ya muchos años y que los distintos gobiernos (dictadura y democracia) desde mediados de la década del 70 en adelante, no sólo no han detenido sino que, acompañando la decadencia general del país, como deslizándose en un mismo tobogán ha seguido incrementándose.
Habiendo sido convocada esta sesión especial para el tratamiento de la llamada “Ley de seguridad pública”, bueno es subrayar y distinguir que bajo lo que denominan “inseguridad” se engloban distintos tipos de prácticas y fenómenos delictivos. Con características muy distintas y que implicarían políticas distintas para combatirlos:
- Delitos comunes menores y violentos. (Robos, hurtos, etc..)
- Delitos mayores, producto del crimen organizado. (Narco tráfico, trata de personas, bandas de secuestros extorsivos, etc..)
Queremos recoger aquí algunos conceptos del economista Bernardo Kliskberg quien sostiene la necesidad de diferenciar “crimen organizado” y la “delincuencia juvenil”:
“El crimen organizado irrumpió en América latina: las bandas de narcotráfico, del secuestro, la trata de mujeres y niños, el juego clandestino. Un factor de regresividad pura. El crimen organizado debe ser enfrentado con todo el peso de la ley. Pero la mano dura mete en la misma bolsa al crimen organizado y la delictividad juvenil…” Refiriéndose a esta última problemática sostiene: “Empiezan con delitos menores y pueden ir escalando. Hay un panorama alarmante de pandillas juveniles con distintas expresiones en las distintas realidades. Uno de los puntos más elevado es el de las “maras” centroamericanas, donde hay trescientos mil jóvenes.”.
Por último –siguiendo con esta distinción de delitos- otra posible categoría es la de aquellos que se originan desde los poderes del estado y las políticas que se implementan. (Desaparición de personas, torturas, tráfico de armas, fabricación y pago de deudas fraudulentas, expropiación de bienes a sectores populares, desatención de necesidades básicas, incumplimiento de derechos, especulación financiera con consecuencias ruinosas para la población, etc., etc.). No debrían ser delitos de lesa humanidad?
La coexistencia, y a veces hasta la combinación, de estos tres tipos de delitos conforman la actualidad del “hábitat inseguro” y han pasado a ser un componente sustancial de esta “sociedad de riesgo” (Beck Ulrich) en el que vive la población. La mayoría aquí en Argentina, la mayoría en la ciudad de Buenos Aires, y la mayoría en el mundo del capitalismo globalizado de hoy.
Sin embargo, de parte de la dirigencia política, no sólo no hay voluntad de un tratamiento de conjunto de ellos sino –lo que es aún más grave- una negativa rotunda a abordar las causas profundas que están en el origen de esta problemática de la inseguridad expresada en distintos tipos de delitos.
La dirigencia política sólo viene abordando sus efectos. Y lo hace de manera espasmódica… agolpes de indignación pública, buscando reacomodarse frente a una sociedad abrumada y dolorida a la cual le arroja medidas como verdaderos “calmantes” que nada curan en verdad.
Se actúa así proporcionando supuestos “remedios” sin que exista un verdadero y profundo diagnóstico y debate sobre la enfermedad a combatir. Policía, más policía, gendarmería, más cárceles, bajar la edad punible, operativos de fuerzas combinadas, mayor presencia en las calles. Aquí y allá, en todos lados y en todo el mundo. Efectivos enviados al frente, muertos en la implementación de una política que fracasa en los objetivos declarados y a los que luego esta dirigencia política consagran héroes, como el reciente caso del Suboficial Carlos De Antueno ocurrido en Villa Crespo.
Incluso se subraya la relación entre el concepto de “autonomía de la ciudad” vinculándolo casi con exclusividad a la necesidad de una policía propia, y no a una política gestada y articulada democráticamente desde la matriz de la realización humana más plena.
Y aquí, nuevamente los planteos de B. Kliskberg en relación a las razones de la delincuencia de los jóvenes imprescindible de tener en cuenta a la hora de buscar modificar sus causas:
“…la tasa de desempleo juvenil promedio dobla la de desempleo general, uno de cada cinco jóvenes está desempleado en América latina. El desempleo y la delincuencia joven tienen relación directa. Segundo, los bajos niveles de educación. Un gran porcentaje deserta aunque la escuela sea gratuita, porque vienen de las “trampas de la pobreza”: viven en hogares hacinados donde han recibido una mala nutrición, son vulnerables en términos de salud, la familia está semidestruida y tienen que trabajar desde muy chicos. Dieciocho millones de chicos menores de catorce años trabajan. Sólo uno de cada dos chicos pobres termina la escuela secundaria y uno de cada cien termina la universidad en América latina...La tercera correlación es entre familia desarticulada y delincuencia. Según la Cepal, en Uruguay dos terceras partes de los delincuentes jóvenes vienen de familias con un solo cónyuge al frente. Cuando la familia se desarticula. Las recetas ortodoxas de los ‘90 aumentaron la desocupación, especialmente la juvenil (en 2002, el 75 por ciento de los jóvenes argentinos estaba desocupado) –hoy hay que creer en los datos del INDEC pregunto yo?- y agudizaron las brechas en materia educativa (en el diez por ciento más rico hay más de doce años de escolaridad promedio y cinco años en el cinco por ciento más pobre). Las políticas ortodoxas son políticas “matafamilias”: al desatar estímulos salvajes en el mercado de trabajo, producen jornadas dobles o triples de trabajo y destruyen las instituciones protectoras que a su vez protegen el equilibrio familia-empresa.”
Quiero, deseo con todas mis fuerzas que no haya más casos como los que he nombrado al principio de mi intervención. Este resultado no se logrará votando el proyecto conjunto del Macrismo, Kichnerismo y el Partido Socialista. Y por eso tengo que señalar que considero poco serio, y una verdadera contribución a perpetuar este estado de situación, abordar el problema seguridad/inseguridad dejando de lado el análisis y la modificación de los elementos económico-político-culturales que la provocan.
Voy a rescatar resumidamente algunos de los planteos de Zygmunt Bauman, en su trabajo “La causa de la inseguridad en un mundo incierto” cuando encuadra tan compleja problemática:
“Liberadas de la rienda de la política y de las coacciones locales, la rápida globalización y la creciente economía extraterritorial producen brechas cada vez más grandes entre los ingresos de los sectores más ricos y los más pobres de la población mundial, y dentro de cada sociedad. Además, hay porciones cada vez más grandes de la población que no sólo se ven arrojadas a una vida de pobreza, miseria y destitución, sino que por añadidura se encuentran expulsadas de lo que ha sido socialmente reconocido como un trabajo útil y económicamente racional, convirtiéndose así en prescindibles en lo social y en lo económico.”
Nada de lo que ocurre en el terreno de la “seguridad pública” puede ser analizado, comprendido y tratado de modificar profundamente -y en una dimensión humana- si no es a partir de ubicar la modelación de la sociedad actual a partir de los fenómenos de exclusión, marginalidad, diferenciación e inequidad social extrema, no escolarización, falta absoluta de perspectiva presente, ausencia de futuro, generaciones de desempleo perpetuo, abandono sanitario y alimenticio. Y sumado a ello para agravarlo aún más, carencia de ejemplos y valores sociales de las elites políticas, empresariales, sindicales, religiosas, etc., etc.. Cuales son los ejemplos que reciben los jóvenes desde los lugares del poder y del “éxito” social?
El capitalismo globalizado es hoy una verdadera fábrica de “excedentes o deshechos humanos” (Z. Bauman). No es un fenómeno de la naturaleza. Es la resultante construida por una elite empresario/financiera y una dirigencia política que ha avanzado sistemáticamente en la destrucción de toda contención y acompañamiento social, y de cualquier proyecto conquistable individual y colectivamente para millones y millones de seres humanos, sólo favoreciendo la concentración de la riqueza. Todo lo humano les es ajeno.
Millones en Argentina hoy viven en condiciones infrahumanas, y esto tampoco es producto de un fenómeno de la naturaleza: es el resultado de políticas que los distintos gobiernos de turno han aplicado y de las que no se han aplicado.
Veamos algunas cifras:
40% de adolescentes de 13/17 años es de hogares de estrato socioeconómico muy bajo
45% vive hacinado
48% no tiene cobertura de salud
12% no asiste a la escuela
El país ha venido creciendo a una tasa de entre 8 – 9 y 10% anual durante 5 años consecutivos, y con este crecimiento seguimos teniendo 30% de la población pobre, e indigente, 50% del trabajo en negro y miles, cientos de miles de jóvenes sin trabajo y fuera de la educación formal. Ahora, cuando esta crisis sistémica internacional comienza a golpear sobre nuestra población esto pegará un nuevo salto. Y vale la pregunta: que ha hecho el gobierno nacional en cuanto a políticas serias y sostenidas de construcción de inclusión social? Entregarle al FMI 10.000 millones de dólares de esa estafa fabricada llamada deuda externa? Subsidiar a grandes grupos económicos? Preparar futuros pagos de la misma estafa al Club de París y/o a otros “acreedores”?
Y el gobierno de la ciudad? Y la llamada oposición en la ciudad? Parado el Macrismo desde un enfoque en el que se plantea una pseudo solución local al un problema como mínimo nacional. Avanza por el camino de la creación de una fuerza policial propia, cuando está más que claro que el resto de las provincias del país (que cuentan con su cuerpo de estas características) más que una solución tienen un problema local con miembros de esas fuerzas no pocas veces activos partícipes de todo tipo de delitos. Seguridad y autonomía, igual a policía propia y a condiciones optimas para los grandes negocios de los grandes grupos empresarios. No otra cosa se evidencia en estos pasos dados.
Así se pretende convencer que es más útil para la seguridad, volcar en el año próximo 200 millones a la creación de una fuerza propia (existiendo ya una) que a la educación, al fortalecimiento de recorridos de formación con rápida aplicación laboral y a instrumentar rápidamente los pasos para desarrollar fuentes de trabajo –por ejemplo- vinculadas a la solución del acuciante problema de la vivienda en la ciudad y el gran Buenos Aires. Y así podríamos seguir la lista, como verdadera base para construir una sociedad con seguridad laboral, soberanía alimenticia, inclusión educativa, garantía sanitaria, etc., etc., y no la creación de un cuerpo policial que poca efectividad tendrá aún para quienes lo justifican desde el “mientras tanto”.
No voy a levantar mi mano para apoyar la creación de este cuerpo policial, y no lo haré porque estoy efectivamente preocupado por resolver el problema de la inseguridad atacando sus causas, sus graves y profundas causas sistémicas. Nada de eso se aprobará con este proyecto.
Dip. Gerardo J. Romagnoli
Autodeterminación y Libertad
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