sábado, 7 de febrero de 2009
No analicen-Sietecase
¿Se cae el Imperio? ¿Eso es bueno o malo? ¿Por qué no podemos celebrar la crisis del capitalismo sin que nos califiquen de irresponsables o ignorantes? ¿Por qué tenemos que preocuparnos cuando las Bolsas cierran en baja, si cuando las acciones suben eso no tiene ninguna influencia en nuestras vidas? ¿Por qué el gobierno norteamericano invirtió 700 mil millones de dólares para salvar a banqueros irresponsables y corruptos en lugar de aplicar el dinero público a proteger a los damnificados? ¿No era que la mano invisible del mercado lo arreglaba todo? George Bush se convirtió en el líder que realizó la mayor intervención estatal de la historia. ¿Eso lo convierte en un héroe del socialismo real? ¿Por qué los miles y miles de ciudadanos norteamericanos víctimas de los manejos financieros y de la irresponsabilidad del gobierno no salen a pedir “que se vayan todos”? En la novela negra norteamericana, muchas veces, se puede determinar quién es el autor de un crimen investigando a aquel los que se beneficiaron con el delito. ¿Por qué no se investiga a los que ganan con esta crisis, por ejemplo a los que compran los bancos quebrados? ¿Por qué al grueso de la sociedad norteamericana le cuesta tanto asociar las aventuras expansionistas y los gastos militares con la hecatombe económica? El periodista Michael Moore, en una reciente carta pública, señaló: “El objetivo de este rescate es proteger la obscena acumulación de riqueza que ha sido amasada en los últimos ocho años. Es para proteger a los accionistas que poseen y controlan a las corporaciones en Estados Unidos. Es para asegurarse que sus yates y mansiones y su ‘forma de vida’ no sean interrumpidos mientras que el resto de los estadounidenses sufren y luchan para pagar las cuentas. Dejemos que los ricos sufran al menos una vez. Que paguen el costo del rescate. Estamos gastando 400 millones de dólares al día en la guerra de Irak. ¡Que acaben de una vez con la guerra y nos ahorraremos otro medio trillón de dólares! Están protagonizando un golpe de Estado financiero en contra de nuestro país”. ¿Por qué no se mide el índice de riesgo país de los Estados Unidos? ¿Por qué todos corren a comprar dólares para resguardar sus ahorros, si el país donde nace la crisis es el emisor de esos billetes? ¿Por qué nadie reconoce que la crisis se potenció por el incentivo demencial al consumo que lanzó sobre los ciudadanos norteamericanos y que fue financiado por las hipotecas basura? ¿Será porque la creación ficticia de necesidades donde éstas no existen se convirtió en la esencia misma del sistema? ¿Por qué no se dice que si Barack Obama fuese blanco, el Partido Demócrata ya tendría asegurado el triunfo en las elecciones y ahora, en cambio, se habla de comicios peleados? ¿Por qué Domingo Felipe Cavallo da lecciones de Economía y sugiere salidas para la coyuntura mundial? ¿Por qué los periodistas consultan al ex ministro de Carlos Menem y de la Alianza como si se tratara de un académico recién llegado al país? ¿Por qué la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández, critica a los organismos de crédito internacional, pero anuncia que les pagará puntualmente a los acreedores externos? ¿Cuál es el paradero del ministro de Economía de la Argentina? Una ayuda: es un señor de barba, de apellido Fernández. ¿Por qué los países de América Latina tienen que compartir las pérdidas de la debacle de los países centrales si nunca fueron partícipes de las ganancias? ¿Por qué la región –con excedentes alimentarios, autosuficiencia industrial, recursos humanos calificados, mano de obra y recursos naturales abundantes– no puede convertir esta crisis mundial en una oportunidad? ¿Por qué es tan difícil para los países sudamericanos articular una estrategia común? Coordinar, por ejemplo, cómo defender la producción nacional, los puestos de trabajo y los intereses de los que menos tienen. ¿La Unión Sudamericana de Naciones sólo funciona cuando peligra la democracia en algún país? El gran Tato Bores, en algunos de sus memorables monólogos, se atrevía a sugerir: “Si quieren ser felices no analicen”.
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