Elba se jubila, y tanto con ella. Para el acto, escribimos con Albana estas palabras. Tendría que escribir algo para que sepan quién es Elba, pero no tengo ganas, y no sirve si lo hago sin ganas. Asique, solo las palabras.
El tiempo es testigo absoluto de nuestros pasos. El tiempo parece esconderse de nosotros mientras caminamos por la vida sin notar tal vez cuánto recorremos. Podemos escapar del tiempo por unos segundos sintiéndonos como aquella vez lejana, pero no tiene sentido volver a dar los mismos pasos, y el tiempo rompe el hechizo para que podamos ver la realidad y solo así, con una mezcla de temor y esperanza, demos un paso más en el camino de la vida que sigue hasta la eternidad.
Es por eso que se debe disfrutar de lo que se vive y se tiene, de lo que se valora y se quiere, de que amamos y protegemos, de lo que buscamos y esperamos, de lo que recordamos e ilusionamos, lo que alcanzamos y lo que soñamos. Disfrutar de los momentos, que son los pasos de la vida.
Alguna vez diste ese primer paso que ahora te trajo acá. Tal vez con miedo, con ansias, con preguntas que algún alumno ya contestó. ¿Cuántos pasos diste desde aquella primera vez?¿Cuánto cambió?
Tu última palabra, el último trazo en el pizarrón. Tan iguales a la primera vez, pero tantos otros recuerdos encierran hoy. Y quedará en los pasillos el sonido de tus pasos, el eco de tus palabras. Y estarás acá, aunque solo vean un vacío los que no miran con el corazón.
Viste crecer a esos pequeños mundos que se creían grandes, guiándolos cuando empezaban con letra temblorosa a escribir sus destinos. Les mostraste un camino a jóvenes que tenían sueños y miedos, muchas dudas, secretos bien guardados... los mismos que vos supiste alguna vez. Les dijiste que persigan sus sueños, que sean felices, que busquen el amor. Y ellos fueron escribiendo poesías e inventando mundos y ya no parecen tan frágiles aunque aun lo sean, como todos, como vos. Ahora caminan por la vida llevando por dentro el pedacito de tu ser que les dejaste al hablarles con el corazón y siguen mirando para adelante por esa senda de pensamientos y amor, sentimientos y utopías.
Pero algunos pasos duelen. Ya no va a sonar el depertador aunque quisieras volver a mentir diciendo que esperabas que no suene. Ya no vas a entrar como todos los días, guardaganado, aula, murmullo, alumnos y tiza. Una lágrima es un pedacito de alma que escapa y vuelve al ayer, pero la historia debe seguir, el cuento no termina aquí. Ahora solo das otro paso más.
Joven es aquel que espera el mañana porque allí cumplirá sus sueños y los va cumpliendo despacito cada vez que despierta y decide levantarse a vivir.
Gracias por tu juventud.
Gracias por dejar acá ese poco de vos para siempre.
Suerte en tu camino. Faltan muchos pasos. Nos vemos allí, en la eternidad.
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