Lomza, 24 de Diciembre de 1935
Estimado Boruch:
Tengo frente a mi su tercera carta y su foto. Hace cinco días que larecibí y me urge responderle. Hoy es 24 de Diciembre, noche mala paralos judíos. Usted sabe que los pogromos se nutren de brindisnavideños. Hace ya varias horas que hemos cerrado puertas y ventanas,y estoy sola, en la penumbra de la sala, escribiéndole a la luz deuna pequeña lámpara de kerosén. Padre, madre y hermanos duermen, o lointentan, vaya una a saber. Pero esta noche tomé mi decisión. Iré a supequeño Paraíso y me casaré con usted. No quiero que se equivoquerespecto a mí. No hay tiempo para cortejo. No hay tiempo para cartas.
Sé todo lo que necesito saber. El tiempo es corto y yo tengo queescapar; tengo que huir de una guerra que amenaza a Europa, una guerra que será la peor de todas, estoy segura.Y cuando esté allá, caminando firme por ese suelo de libertad que yacalienta mis pies, traeremos a mi familia y empezaremos una vida normal. Por eso me voy a casar. Usted hará todos los trámitesnecesarios y yo podré viajar como su futura esposa. Por supuesto, he investigado al novio. Sé que usted, Boruch, es una persona honesta einstruida y en la foto se lo ve interesante. Le agradezco que hayapensado en mí. Y ojalá yo sea la mujer que está buscando.Como comencé a contarle en mi carta anterior, terminé el Gymnasium yhubiera querido seguir una carrera universitaria, pero usted sabe queacá, para nosotros, eso es casi imposible. Actualmente trabajo en unmolino. Llevo los libros de contabilidad, manejo los impuestos, en finrealizo toda la tarea administrativa. Los dueños, cinco hermanosvarones de carácter difícil y largas barbas enmarañadas, sólo aceptanmis indicaciones. Es uno de los pocos lugares donde me siento gente.Allí, y por supuesto en mi casa, donde leo hasta el hartazgo. AmoVíctor Hugo, Dostoiewsky, Tolstoi, Pero eso no me alcanza. El serhumano necesita vivir en un lugar donde hablar, estudiar, trabajar,enojarse, reír, cantar y bailar no sea peligroso. Acá todo es oscuro.Desde que nací viví con el antisemitismo y siento que la guerra quemamis espaldas. Temo que se va a ganar un enorme dolor de cabezaconmigo. Porque, le aviso, no le va a resultar sencillo recibirme,contener mis sentimientos y aceptar mis exigencias. No soy una personafácil. Pero soy leal y agradecida. Le confieso que todavía no hablécon mamá… no sé como lo aguantará. Padre ya lo sabe y me apoya, aunquese ha transformado en una persona triste que comparte mi angustia, que intuye que la guerra está al borde de su cama, y sin embargo, no sedecide a actuar. Él que es un hombre inteligente e instruido, que meenseñó tantas cosas, hoy se le acabaron las respuestas, y lo peor,casi no tiene preguntas. El kerosén se termina. Espero la documentación y los pasajes con ansiedad. Boruch, no se va aarrepentir. Pienso que yo tampoco.
Rifka
Montevideo , 7 de Junio de 1936
Querido padre:
Como le conté en mi carta anterior Boruch y sus amigos vinieron arecibirme al puerto. Si bien entre ellos hablan idish, ya muchos sedesenvuelven en un aceptable español. Es un idioma que muy pronto voya dominar, estoy segura, porque se parece al francés. Usted sabe quepara mí los idiomas no son problema. Fue una situación un pocoextraña. Un apretón de manos, la aduana, las valijas, y todosmarchando a la casa de los Chorberg, mis anfitriones. Boruch lesalquila una pieza bastante agradable. Por ahora será nuestro hogar.Les envío la foto de nuestro casamiento. Montevideo es una ciudadhermosa Vivimos en el Centro. Ya conocí las playas, los parques, lasavenidas. Boruch es un buen guía. Conoce, y quiere agradarme. Este mescomenzamos a hacer los trámites para traer a Nina. No son nadafáciles. Hacen falta innumerables papeles y recomendaciones. Recorrolas oficinas, con mi español pequeño y mi inquebrantable determinación. Cuando Boruch puede, me ayuda. Él me tranquiliza: Lo vamos a conseguir, me alienta ¡pero yo estoy tan ansiosa! Si ustedestuviera acá padre, se sorprendería al igual que yo. La gente esfeliz, no hablan de guerra, caminan por la calle tranquilos, tratan deayudarme, me dan tiempo para tratar de expresarme. Padre ¡es un paístan libre que no sé cómo explicarle!. Tampoco falta comida… ¿qué digo?Sobra. Pareciera que nadie tiene hambre. Ayer, el carnicero le regalóa una señora un trozo de hígado para su gato. Me preguntó si yotambién tenía gato …y ese día almorzamos hígado con cebolla. Algoimpensable en Lomza. ¡Cómo disfrutaría mameñu, viendo los almacenesllenos de frutas y verduras tan verdes, tan coloradas, tan amarillaspara la mesa del Shabat! ¡Tanta carne! ¡Sesos! ¿Sabe que también lossesos se regalan?De todas maneras, no me permito ni me permitiré ningunaextravagancia, no, hasta que los tenga a todos ustedes conmigo, enesta tierra que es una bendición. Boruch es un hombre sensible einteligente, pero se conforma con poco. Es corredor de una fábrica depunto. No se gana demasiado con eso. Y como buen judío informado, pasasu tiempo libre discutiendo de política y jugando al ajedrez. No lovoy a cambiar. Necesito dinero para los pasajes y a pesar de todo loque me esfuerzo, no logro ahorrar lo suficiente. Por de pronto debohablar bien el idioma. Conocí a una maestra que me enseña español y enpago les doy a sus hijas clases de francés. Padre, estoy borrachade ideas. La gente tiene dinero y lo gasta con facilidad. Tengo quefabricar algo, usar no solo la cabeza, sino también las manos.Necesito un poco más de tiempo. No mucho, apenas un poco más.Ubicarme, investigar, estoy segura que pronto compraré el pasaje deNina. Y después los de Isaac. El tiene una esposa y una hijita, deboapurarme. Y el de Esthercita, y los de ustedes. Ya ve padre, respetoel orden que usted me ha impuesto. Ustedes, mis tan queridos padres,serán los últimos. Pero vendrán. Los salvaré a todos. Si pude atravesar el océano, casarme con un desconocido y enfrentar un nuevopaís, casi sola, también podré traer a toda mi familia. Tenganconfianza en mí. Besos para todos, especialmente para mamá. Los quiero mucho.
Rifka
Montevideo 25 Julio de 1937
Querido padre:
¡Cuántas noticias! Lo primero: llegó Nina. Ya está instalada en casa yse la ve bien. Hemos hablado horas y horas. Está más madura, másgrande. Pronto le conseguiremos un novio, ya verá. Ella dice quedebemos apurarnos, que la situación en Europa es cada vez másdesesperante. Hace años que lo vengo diciendo y ustedes no queríanescucharme. Pero tengo algunas buenas noticias. Hablo, escribo y leoespañol casi a la perfección y eso me ayuda muchísimo. Nuestros conocidos se asombran. Me lo propuse y lo conseguí. Ya no doy clasesde francés. Alquilamos una casa de altos. Tiene siete habitaciones.Nos quedamos con cuatro y sub-alquilamos las restantes. Allí padre,instalé un taller de fantasías. ¿Cómo llegué a eso? Observando. Se meocurrió que podía hacer pinches para sujetar los sombreros de lasseñoras. Después de muchos experimentos, pude hacer unos hermosospinches de nácar. Compré agujas de coser, lo suficientemente largas yduras, perlas de azúcar, como las que comen los niños, un mechero conalcohol, hice unas cajas de madera bien chatas donde derretí jabón delavar, que luego se endureció, y un precioso nácar líquido y espeso.Así que un día encendí el mechero, calenté las agujas del lado delorificio hasta que quedaron rojas y las introduje en las perlas deazúcar. Bien derechas. Después, una tras otra, como soldaditos, laspinché en fila, en la caja con jabón ya endurecido, di vuelta la cajacon mi preciosa carga, y despacio, muy despacio, las introduje en elrecipiente que contenía el nácar. Un baño, después otro, con buenpulso, con mucho cuidado ¡y ya tenía mis pinches con perlas queparecían de verdad! Entonces salí a venderlas. Padre… ¡volaron!Resultaron más vistosas y más baratas que las que se venden por ahí.Al principio Boruch dudaba. Pero después se convenció. Nina va atrabajar con nosotros, ella tiene buenas manos, y si hace falta tomaréalguna chica para que nos ayude. Ahora sí podré ahorrar. Además heconocido a una señora uruguaya, muy amable y muy sensible. Su esposoes un hombre influyente y ella le va a pedir que me ayude con lostrámites. Y lo hará.Padre, quiero decirle que me siento más segura. Las cosas irán másrápido, ya verá. Y sin embargo hay noches que no puedo dormir, ycuando por fin atrapo unos minutos de sueño, caigo en pesadillashorrorosas, veo calles con ríos de sangre tropezando con piedras aveces pequeñas, a veces enormes y seres sin rostro que me persiguen yyo corro y extiendo las manos y las recojo vacías, siempre vacías.Entonces grito y golpeo la almohada y Boruch me despierta, me abraza,me calma y con mucha paciencia me ayuda a conciliar el sueño. Peronunca descanso. Estoy faltando a la verdad. Desde que llegó Nina,duermo mejor.Padre, no se preocupe por mí. Preocúpese por todos ustedes, cuídelos ycuídese usted también.Y dígales a Isaac y a su familia que se preparen. Pronto recibirán los pasajes.Los queremos.
Rifka
La nueva dirección es Ibicuy 1122 bis.
Montevideo 29 de Julio de 1938
Queridos padres:
Pienso que los pasajes para Isaac y su familia ya llegaron. Les pidopor favor que me lo confirmen de inmediato y me cuenten todo, necesitosaber todo. El tiempo pasa tan rápido… a veces tan despacio y yo estoyacá, nerviosa, esperando vuestras cartas. Las noticias que leemos enlos periódicos son terribles. He decidido que usted y mamá viajen conEsthercita. No los pienso dejar solos. Ya estamos juntando el dineropara vuestros pasajes, para los tres últimos pasajes, pero también mefaltan algunos permisos. Y eso, para nuestra desesperación, lleva sutiempo. De todas formas, empiecen a prepararse. Padre, si no puedevender la casa, no importa, déjela, regálela. De una u otra forma lavan a perder. En este momento lo único que tiene valor es la vida .Me resulta difícil comprender lo que me pasa. Nos encontramos conamigos, me preocupo de que Nina consiga un buen marido, me siento contenta cuando hacemos buenas ventas y por primera vez, acepto laidea de un hijo. A veces me río a carcajadas de alguna cosa tonta, odisfruto de una playa con sol, y entonces me pregunto, una y otra vez,si no los estoy traicionando ¿cómo puedo reírme, cómo puedo pensaren criar un niño, cómo puedo disfrutar del sol, cuando mis seres másqueridos, todavía están en el infierno?. No me quiero disculpar, nolos quiero entristecer. Sólo quisiera escucharlo a usted, diciéndomecomo alguna vez lo hizo: Rifka, la vida continúa.¿Sabe una cosa, padre? Ya tengo la cédula uruguaya, y en cuanto pueda,tramitaré mi carta de ciudadanía. Este es un país que usted va a amar.Yo, que lo conozco, lo sé. Y mamá también. Para Esthercita, estudiaracá será una bendición. La Universidad es gratuita. Ella esinteligente y hará una carrera. Muchas veces pensé en ir yo a laUniversidad, estudiar de noche, pero claro, es imposible, por ahora esimposible. Pero pude leer a Víctor Hugo en español. Leí "LosMiserables" por segunda vez y me sentí tan satisfecha conmigo misma,como cuando salvaba un examen muy difícil y usted, ese día, meabrazaba.Un beso muy grande para todos. En mi próxima carta creo que ya lespodré decir que Isaac, Tania y Súrele están con nosotros.RifkaMontevideo , 30 de Octubre de 1938Queridos padres:Estos días estamos contentos y aliviados. Isaac, Tania y Súrelellegaron bien. Tuvieron un viaje difícil y cansador, pero llegaron yestán en nuestra casa. Por ahora vivirán con nosotros, hasta que Isaac consiga trabajo y puedan pagar un alquiler. Yo sigo con mi talleradelante y puedo afrontar estos gastos sin demasiado esfuerzo.Días y noches hablando con Isaac. Me ahogo, no quiero hablar más,quiero gritar, abrir las ventanas y gritar, solo gritar, que todos meescuchen, pero no puedo y sigo hablando porque la guerra está allí.¿Qué falta para que Hitler invada Polonia? Anexó Austria, para alegríade los austríacos y Europa le ofreció en bandeja de oro los Sudetespara "preservar" la paz . Nadie quiere otra guerra. Pero él sí. Elquiere su gran imperio alemán. Y sin judíos. A nosotros nos persigue,como lobo hambriento. Es que para él y sus secuaces, nosotros somoslos responsables de todos los males de la humanidad.¿ Qué falta para que la bestia devore el resto de Europa? Ya empezópadre, es un demente que no va a parar.Boruch y yo seguimos trabajando duro. Cada vez falta menos. He tratadode conseguir un préstamo, pero por ahora no me han contestado. Entrelos paisanos es difícil, porque todos están en lo mismo. Y los bancostienen demasiados requisitos. De todas formas, tengan todo listo,porque pronto los vamos a traer.Este viernes, por primera vez en casa, hubo olor a pescado y a sopa depollo y a varénikes y a torta de miel. Todo mezclado. Yo caminaba porla casa, olfateando como un perrito, abrazando a Tania ¡querida Taniaque a pesar del cansancio del viaje quisiste prepararnos una mesa deshabat!. Una mesa igual que las de mamá. Y yo que nunca supe cocinar,que no me gusta hacerlo, hoy disfruté de los manjares y también, demi tristeza.Isaac convenció a Boruch: quería conocer la sinagoga. Creo que Isaacnecesitaba ese contacto con Dios. Boruch le presentó una cantidad depaisanos. Todos querían saber, un recién llegado de Polonia. ¿Cómoestá la gente? ¿Se esconden?¿Qué sabes de los ghetos?. ¡Dios mío!Debemos apurarnos. Ellos, nosotros, todos vamos a salvar a nuestrasfamilias. Un beso muy grande y sigan escribiendo. No saben lo quesignifica, acá, el timbre del cartero.
Rifka
Montevideo , 1 de Setiembre de 1939
Queridos padres :
Tengo frente a mí el diario anunciando el comienzo de la guerra.Francia y Gran Bretaña por fin enfrentaron a Hitler, y en estemomento estoy rogando a Dios, con la poca fe que me queda, que ustedesestén navegando. Recibí vuestra carta y sé que llegaron los pasajes;pero no sé si han podido tomar el barco, no lo sé.Estoy sentada sobre una silla mojada. Acabo de perder las aguas, perono me puedo levantar. Estoy sola en casa y siento que la silla y yosomos un solo cuerpo pegajoso. Tengo que avisarle a Boruch que elbebé se adelantó. Dos semanas. Comenzaron los dolores. Debo apurarme yllamar a mi marido . Debo tener paciencia y esperar a mis padres y ami hermana. Dolor, paciencia, esperanza, otra vez dolor ¿qué clase dedolor? ¿Del cuerpo, del alma? Se me revientan las entrañas, el bebéquiere nacer, no sé dónde están ustedes y por primera vez soyconsciente de la magnitud de mi miedo.Que esta carta jamás llegue a vuestras manos.Los adoro.
Rifka
Perlas de azúcar, agujas gruesas y largas, nácar, una y otra vez: poney saca, baña y seca, miles, decenas de miles de pinches y horas ydías y sábados y domingos y pasajes, tres pasajes que llegaron, si,llegaron, un milagro, lástima, padre tuvo miedo de subir a un barcoque seguro que no iba a llegar; los alemanes tenían aviones,bombardeaban los barcos y los hundían y ya había estallado la guerra yquien sabe… tal vez sería mejor esconderse o huir y no morir en medio del mar. Por eso no subieron al barco, lástima, el último que llegó al Uruguay . Intacto. Y no hubo otro más. No hubo otro más.
Hoy es primero de setiembre de 1947. Mi hija mayor, la que nació conla guerra, cumple ocho años y esta vez, no me preguntó por susabuelos. Todos sus amigos tienen abuelos. Los domingos comen en suscasas y en los cumpleaños ellos les traen regalos. Pero Jánele y suhermano no los tienen; y los hijos de Isaac, y los de Nina y tantosotros que se salvaron del horror, como nosotros, tampoco. Ellosconstituyen una nueva generación: la generación de losniños-sin-abuelos. Sus familias comienzan con nosotros, y se completancon nuestros recuerdos.Duermo mal. Mis sueños están llenos de pesadillas. Y sin embargo,cuando despierto ya no las recuerdo. Sólo me queda ese dolor profundo, que comienza en la mañana y me acompaña todo el día. A vecestengo una mínima esperanza... quién sabe, tal vez, una carta, un milagro.Sólo una pesadilla se repite. Y entonces la recuerdo. Veo al globo terráqueo, inmóvil, sudando sangre. Y niños, millares de niños,tomados de la mano, bailando a su alrededor. Los escucho cantar… si…cantan alegres canciones de niños, sonríen, mueven sus diminutos piesdesnudos con gracia, las cabecitas llenas de rulos. Miro sus ropas:están vestidos con túnicas largas, algunas rojas, otras blancas.Disfruto mirándolos. Y de pronto todo cambia. Ya no bailan. Las gotasde sangre se transforman en ríos y sus pies se encharcan en eselíquido espeso y oscuro. Asustados deshacen la ronda, se aprietan, seabrazan, se juntan formando montículos de niños carnosos. Cráteresenormes quiebran la tierra y los tragan poco a poco paladeando sufestín, convencidos e inmutables. Me despierto y corro, corro en unegoísmo supremo, a vigilar el sueño de mis hijos, y después caigo,caigo a los pies de sus camas y con la cabeza entre los brazos,ahogando mi grito, lloro por los tantos niños rojos que murieron y por los tantísimos niños blancos que no tuvieron la oportunidad de nacer.
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