Caro Luis:Hemos caminado juntos, denunciando atrocidades e injusticias que se producían en nuestra sociedad.Colaboramos mutuamente en el mantenimiento de comedores populares que lamentablemente tuvieron que establecerse en este bendito país, producto de la falta de trabajo y de las aberrantes políticas distributivas.Acompañamos a familiares cuyos hijos desaparecieron o fueron asesinados por la ilegal ley del gatillo fácil.En algún momento llegamos a soñar juntos hasta en sumarnos a una opción política.
Siempre fuiste un tipo consecuente con tus profundas creencias en un Dios que nos traza un camino y una misión. Es justamente ese cariño el que me obliga a cuestionar de manera intelectual y espiritual la inoportuna visita a Irán.
Cuando me enteré del viaje, te llamé. Hubiese querido conversarlo con vos, pero ya habías partido.
Esto de partir a mí también me hace tomar partido. Comprendo que uno a veces se ve identificado con corrientes ideológicas y termina siendo arrastrado de modo tempestuoso hacia algo que después resulta difícil de desligarse y en donde el propio pensamiento crítico queda neutralizado. Sin ingresar en una discusión dicotómica, quiero que sepas que Bush a mí tampoco me gusta, pero Ahmadinejad ni siquiera es una opción. Por eso me deja un sabor amargo el saber que hayas sido parte de un simposio organizado por el mismo Estado al que se le cuestiona y se le reclama la captura de funcionarios involucrados en la explosión de la AMIA.
La tarea de la mutual judía no es diferente a la que vos y yo realizamos de manera cotidiana. La AMIA no es otra cosa que un centro para dar de comer al necesitado, ayudar a conseguir trabajo al desempleado, becar a niños para que puedan educarse dignamente y dar sepultura judía a nuestros seres queridos. Es en ese lugar donde murieron 85 personas, muchos de ellos amigos y conocidos. Y no somos vos o yo los que debemos determinar quiénes son culpables o inocentes.
Es la justicia en un Estado de Derecho, el que después de tantos años comienza a despertar detrás de este caso y coloca en calidad de sospecha a los funcionarios amparados por el propio gobierno que organiza el simposio en el que participaste y que pone trabas en la colaboración en el esclarecimiento del caso.
De paso, quiero que sepas Luis, que me llama la atención cuál es la necesidad del liderazgo piquetero de pronunciarse sobre temas de conflictividad internacional, desconociendo la vasta gama de opiniones e intereses que se juegan alrededor del problema del Oriente Medio. Colocar esto en una dimensión como si fuese un partido entre malos y buenos es reducir el conflicto a un nivel de infantilismo que no es propio de una legítima dirigencia.
Además, entiendo que es difícil comprender, para quien no ha vivido un exilio de 2500 años, cuál es el lugar que ocupa Israel en la vida judía. Pueden existir razones en cuanto al cuestionamiento de ciertas políticas de gobierno, pero a esta altura jamás me podría sentar con alguien que en su plataforma política quiera borrar a Israel del mapa.Eso es atentar contra mí mismo, contra mi tradición, y contra el derecho legítimo del desarrollo de un pueblo.
De igual modo, un gobierno que promueve la negación del holocausto en foros que él mismo organiza, no es otra cosa que un gobierno antisemita que remite a aberraciones de infamia histórica que ayudan a derivar en actos que la dignidad de la memoria no debe permitir.Es por todo esto, Luis, que sin querer entrar en polémica, apelo a tu buen sentimiento para que reflexiones alrededor de estos tópicos que nos resultan sensibles a cualquier judío.
Te saludo con la expresión de Paz-Salam-Shalom.
Rabino Daniel GoldmanPublicado en la revista Veintitrés el 01/03/2007.
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