Que feo nacer pollo. Que cruel es su destino, culpa de la insensibilidad humana. Porque ya no es solo para comer, ahora paso a ser un negocio. Pensar que el pollo, desde que nace, ya tiene como destino morir. Incluso antes, desde que es huevo se sabe que morirá... también se sabe que morirá desde que la gallina esta por poner el huevo. El pollo no tiene alternativa. No va a escapar, no es ese su instinto. Al pollo se lo trata bien, de una manera que lo hace todo más sádico. Se lo trata bien con el único fin de que rinda, de que tenga más peso, para venderlo más caro. Nadie piensa en el pollo como ser viviente, como pollo con vida. Y luego, se lo mata, y nadie llora por el pollo, solo es un pollo más, y había nacido para eso. A nadie le importa. Ni hablar de lo que hacen con el cuerpo muerto del pollo, el cuerpo que alguna vez llevo vida. Si esto se hiciera con un humano, que horror, todos estarían gritando y tratando de hacer algo. Pero se hace con pollos, y a nadie le interesa.
Y sin embargo, yo mato pollos, y mi escuela mata pollos, y para mi, no hay crueldad en eso, les voy a explicar por qué.
Para hablar sobre lo que quiere un pollo, sobre la vida de un pollo, debemos pensar como pollo, no como humanos. Ellos no son humanos, no se los puede comparar. El pollo nace y no sabe que va a morir, ni le importa. Ellos no le temen a la muerte, porque no saben siquiera que es. El pollo solo quiere un lugar calentito, algo para comer, agua y luz. El pollo no necesita relaciones sociales, ni grandes tratos. Se conforma con tener un espacio, con que no le peguen. Además, el pollo no es como nosotros... un pollo no se va a enamorar, no va a soñar ser futbolista o cantante... el pollo no extraña a su mamá, ni tine amigos con los que se divierte. Los pollos no intentan volar ni se preguntan por qué nacieron pollos. Los pollos no se preocupan por su futuro, viven al día, y que mejor para un pollo que tener todo lo que quiere sin esfuerzo, sin necesidad de pasar frío o de salir a buscar comida por él mismo. Lo único que quiere y desea el pollo, lo tiene. No hay crueldad en eso. Y el pollo, como los hombres, algún día vamos a morir. También es nuestro destino. Nosotros nos aferramos a la vida porque tenemos algo en ella; pero ¿qué tiene el pollo? Lo necesario, y nunca quiso más. Él solo espera morir... no quiere llegar a viejo, con miles de enfermedades, sin poder moverse, sufriendo...no, el pollo no le encuentra sentido a esto, aunque ni siquiera lo piensa, porque no tiene visión de futuro. Pero es lo que pensaría... él, si pudiera pensar, querría evitar ese sufrimiento. Nosotros también se lo evitamos. Y lo que hacemos con su cuerpo... les recuerdo que el pollo no tiene ritos funerarios, ni le importó su estética, ni otros pollos lo llorarán. El pollo es un pollo, y si pensaramos como pollo, también elegiríamos esta vida. Sin riesgos, sin dolores... Para el pollo no esta mal. Pero que suerte que no somos pollos.
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