martes, 11 de diciembre de 2007

Discursos presidenciales

Empiezo saludándolos. Quizá porque estamos acostumbrados a nunca cambiar, y todos empiezan saludando. Quizá porque saludar en la mitad de una idea pueda distraer un poco. Quizá porque nadie tuvo la suficiente imaginación para comenzar difrente. Y como yo tampoco, al menos no hoy, empiezo saludándolos.
Comienzo por ésos señores que no conozco, presidentes de algún país tal vez, que vinieron por curiosidad, o por que querían conocer nuestro hermoso país, o solo por una cuestión formal y diplomática. Si es por esto último, no me molestaría que se retiren, y hagan lo que verdaderamente quieran hacer... no necesitamos formalismos, se parecen demasiado a la falsedad, y este, mal o bien, comenzará a ser un país honesto.
Sigo por todos mis compañeros, y llamo compañeros con quienes debatimos nuestro proyecto, y a quienes debatieron otro proyecto también, porque ahora esta en nuestras manos la responsabilidad de llegar a acuerdos comunes que beneficien a todo el pueblo argentino, no importan en realidad los resultados de la campaña, se escucharán todas las voces por igual, se evaluarán todas las ideas, pero también les pido que no haya malas intenciones, ni traiciones como hablar sin antes proponer, resaltar errores sin antes tratar de solucionarlos. Estamos todos hoy para poder lograr todos los objetivos de un país, pero lo vamos a hacer juntos, y no teman, el reconocimiento también será conjunto, si es que les importa ser reconocidos.
Y termino saludando, como siempre, por último, al gran pueblo argentino, pero no por ser menos importantes, sino porque al final llegan los aplausos y son los únicos que realmente se los merecen, y porque por ustedes, y por nosotros, porque me siento parte de este pueblo, es que nos esforzaremos, como venimos esforzándonos, cada vez más. Y quiero dejar algo claro, los presidentes, la gente de traje y corbata que esta aca, los que hablan con palabras difíciles y no con las palabras del pueblo, no son absolutamente nada más que cualquier obrero, cualquier trabajador, cualquier peón de campo o hijo de zapatero. En este país nadie es más importante que otro, porque todos somos ante todo humanos, y eso es lo único que se debe tener en cuenta, ya que al fin y al cabo, es lo que compartimos; y es lo único que tenemos.
Y ahora... como me gustaría estar en otro lado. Me imagino en los lugares en los que empece a soñar, allá lejos, en mi pueblo, en mi barrio, en mi escuela, con mi gente, con mis amigos... y me pregunto si estar aca, en este lugar tan lindo, tiene algún valor, y realmente descubro que no, que preferiría estar con mi gente, festejando allá, hablándoles a todos desde un micrófono común, llegando con mi voz a todo el país a través de una radio, que tal vez se prenda al mismo tiempo en una casa de un campesino de Salta y en la de un pastor de Chubut. Me pregunto si cuando todos ustedes imaginaron un mundo mejor estaban vestidos con saco, soportando el calor solo por vestir bien. Me pregunto si ahora no desearían estar en pantalon corto, en remera, charlando distintas alternativas que cuando eran jóvenes, alguna vez, se plantearon. Me pregunto si es necesario transformarse en esto para llegar a lograr todo lo que nuestra mente, aún joven, desea. Me parecen innecesarios todos estos formalismos, como si alguien con camisa pensara más que alguien con bombacha de campo. Creo que debemos volver a ese tiempo en el que hablábamos sin miedo, decíamos lo que pensabamos, sin miedo a equivocarse porque otro lo podía corregir y nada pasaba. Me gustaría ser joven entonces, y ser joven no tiene que ver con la edad, para poder lograr un país del que estemos orgullosos. Aunque yo ya lo estoy del mío.
Y si esperaban que hable de proyectos, o que critique o resuma lo que se viene haciendo los últimos años, tal vez se desilusionen, porque se que ustedes ya lo saben. Y como proyecto, como gran objetivo, solo pretendo que con humildad, con honestidad, e incluso pasándola bien, podamos todos juntos devolverle a todos, y demostrarle a todos, que la vida es hermosa y vale la pena vivirla, que todo puede ser mejor y lo va a ser si queremos que asi sea, que la gente es buena y a lo va a empezar a demostrar. Que tengo ganas de ir al baño, y termino el discurso acá, pero sepan, todos sepan, que el país va a salir adelante, porque todos lo queremos así. Saludos a mi mamá que me debe estar viendo. Y ahora, los que quieren, atrás hay un potrerito para jugar un picado... si quieren...

Por supuesto, no sería un discurso modelo, pero no estaría simpático? Me imagino a mucha gente que se cree de alta clase criticando a un "mamarracho" que hable como el pueblo y no se vista bien... porque supongo que eso vale más que buenas ideas. De todas formas, el discurso de cristinita no estuvo mal. De hecho, creo que, si bien no es la mejor opción (o lo que hubiera preferido, al menos) esta lejos, bastante lejos, de ser la peor. Aunque los discursos, en la Argentina, siempre suelen ser solo discursos. Y solo me quedó una pregunta (además de mi rechazo a la gente de traje y corbata)... me pregunto quién habrá juntado los papelitos cuando todos se fueron...

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