sábado, 17 de noviembre de 2007

Cuando el adolescente comienza a ser adulto...

Vale esta pequeña introducción al informe que sigue. Lo escribí con la excusa de una integradora de lengua en el que había que preparar un informe sobre alguna problemática adolescente, pero en realidad no es solo por eso. A veces siento que las palabras frías y objetivas, los hechos lógicos e inalterables, las verdades absolutas, las palabras que solo explican, sin sentimientos, sin amor, sin compasión, sin odio, sólo palabras que explican... suelen calmar, o al menos confundir, o relajar al corazón. Cuando a uno le pasa algo que no puede controlar, cuando sus sentimientos los desbordan, a veces estas palabras funcionan como calmantes, la fría lógica tal vez sirva para atenuar el dolor, despertar la razón pueda acallar un poco al corazón. Y es por eso que intenté usar ese tipo de palabras para hablar sobre el tema del informe. Ahí va:

El adolescente está en una etapa de rebeldía, de crítica, en una etapa en la que se plantea el sentido de todo aquello que para él es nuevo, ya que son temas poco comprensibles en la infancia, o que se ven desde otro punto de vista. La sicología trata de justificar la rebeldía y muchas actitudes adolescentes con los tres duelos que sufre la persona al dejar de ser niño: el cambio de su cuerpo, el cambio en la concepción de sus padres y el cambio de rol. Pero no es a ello a lo que hoy nos vamos a dedicar. Vamos a inmiscuirnos en una etapa que parece, por la falta de bibliografía o por lo complejo que resulta encontrarla, no es un tema común.
Queremos destacar una etapa en la vida del adolescente que no esta muy bien definida. Es el momento en el que el joven nota que es tiempo de ingresar al mundo adulto. O aún peor: cuando el adulto se da cuenta que dejo de ser adolescente.
El adolescente quiere independizarse. Es probable que haya crecido y se haya ido preparando durante sus años vividos para esta primer meta. Él quiere una casa donde vivir, un auto, dinero propio. El adolescente también sueña con progresos, con un futuro trabajo cercano, planifica parte de su vida inmediata e incluso total de forma optimista. Sin embargo, este deseo se contrapone contra gran parte de los sentimientos del adolescente, que hasta ese período representan prácticamente su forma de vida. Para lograr la independencia, el joven suele ser consciente (o lo es luego) de los cambios que se producirán: se alejará de su hogar; esto no quiere decir abandonar o no volver a ver a su familia, pero sí separarse notoriamente, desplazarla del lugar principal a un lugar importante; asumirá nuevas responsabilidades; el adolescente suele prepararse para el mundo del trabajo, pero suele hacerlo a modo de práctica, de forma mínima: trabaja y gana algo de plata, para él o para su gamilia, pero no tiene, en su mayoría, que depender de ese dinero para subsistir económicamente, lo que sería en otras palabras: tiene comida y techo asegurados; éstas responsabilidades le quitan un tiempo, que antes ocupaba con amistades o en otras tareas, y creo que este nuevo acomodamiento de sus actividades también puede llegar a afectar el ánimo del joven que trata de ser adulto.
Pero quiero detenerme, quiero especigicar aun más en un punto que tal vez ya no sea tan general como los anteriores. Me gustaría hablar del adolescente en relación a un grupo de gente querida, excluyendo la familia; llamémosle compañeros de escuela, llamémosle amigos del barrio. Todo este grupo, generalemente, tiene también una idea o un sueño de lo que quiere o va a ser y muchas veces, remarco: muchas veces, esos sueños van por caminos separados. Creo que, depende del afecto del adolescente al grupo, pero en caso de ser grande; éste debe ser uno de los mayores dolores del pasaje al mundo adulto. Que luego, sin lugar a dudas, se compensará, o se olvidará, o se acostumbrará el joven a reprimir su angustia y melancolía. Pero mientras, ¿cómo se le explica al joven que la vida siempre fue así, que dejar los sueños suyos y del grupo para seguir unidos es una tarea destinada al fracaso, que conocerá y tendrá más amigos y miles de personas le alegrarán la vida, que tal vez los siga viendo; solo que no como antes, que no se preocupe, que todo pasa, que no sufra por lo inevitable? Dejo abierto el interrogante. Al menos, hasta que encuentre la respuesta.
Perdón si no fui todo lo objetivo necesario. Es obvio que lo que escribo no son solo características generales que noto en esta etapa, sino, y en especial, mis propios miedos y deseos en este camino que parece tan corto mientras te vas acercando al final. Como adolescente, esto es lo que siento. Y si me permiten dejar agregar algo: gracias escuela agraria y gracias compañeros por mostrarme un mundo tan hermoso y que ahora temo dejar.

Aclaración: los datos son muy generales y excepciones habrá miles. Pero no por eso pensemos que son pocos los que sufren este proceso.

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