jueves, 8 de noviembre de 2007

Viajes...

Ese día solo quería poder cerrar los ojos y dormirme en ese lugar imposible para despertarme ayer, cuando todo estaba bien y no había gritos ni peleas absurdas ni llantos ni broncas ni odio ni rencor. Quería otra vez ver a todos en un día soleado caminando juntos por algún camino de tierra, contando chistes, molestándose como se molestan los que se quieren, solo riéndose de la vida y despreocupados a pesar de las miles de obligaciones. Pero no, no podía acomodarme, no podía intentar hacerme el sordo y no escuchar sus gritos contenidos, su bronca tan dañina como cuando le hablás a quién dejaste de querer y le decís cosas que no queres decirles, que alguna vez las pensaste pero que vos mismo rebatiste concluyendo en lo idiota que sería escupírselo en la cara. Pero ahi estaban ellos, en esos momentos de odio inentendible en el que no haces lo que pensas si no lo que el odio te hace hacer, dejando una marca que cuesta varios perdones borrar un poquito. Y todo era negro y extraño y todo parecía haber pasado y demostrar que ya era tarde y que lo anterior empezaba a ser eso, lo anterior, lo que ya pasó, lo que ya no es. Y es cuando te das cuenta de lo bien que estabas, cuando todo empieza a estar peor. Y las ideas giran y giran en mi cabeza y no se como parar lo que ya no se puede parar, no se como callar los gritos y volver atrás y solo quiero dormirme aunque sepa que nunca despertaré en el ayer, sino en el mañana en el que nadie se hable con quién se llebava bien por un momento estúpido que fue mucho más grande de lo que debería haber sido. Y sé que no dejaran de lado el orgullo, que no querrá ninguno dar el primer paso aunque todos morirían porque el otro lo de pronto. Odio, odio las peleas, odio que quienes se quieran olviden eso y solo vean eso con lo que no concuerdan y que eso alcance para no querer volverse a hablar.
Pero toma este consuelo, escrito desde ese mañana que todavía no es. Si alguien se quiere, no importa que se haga, todo se arregla. Puede tardar mucho, pero por dentro todo ya esta solucionado, solo falta coraje para llevarlo a la realidad. El odio nunca pudo triunfar sobre el amor, el querer siempre vence, y tarde o temprano todo pasará y volverá a ser como antes. Aunque como dijo Saúl, se puede recuperar una hoja arrugada, pero no quitar sus arrugas. Aunque es mejor tener una hoja arrugada, que nunca usarla por creer que nunca podrás dejar de ver esas arrugas. Las arrugas van a estar, pero podes elegir no verlas, no darles importancia. Porque al fin y al cabo, es mejor escribir una hoja arrugada a que un bollito de papel quede en la basura sin nunca ser escrito.

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