Una construcción hegemónica de la “realidad”
Desde la Redacción de APM
Los medios hegemónicos o Multimedios defienden los intereses político-económicos de las corporaciones transnacionales de las que forman parte manipulando y recortando la información.
A través de la difusión del actual modelo hegemónico neoliberal y de la generalización de los intereses de las clases dominantes, los medios masivos hegemónicos se posicionan como imperiosos en un contexto internacional donde priman los factores financieros y económicos. En este sentido, los diferentes hechos de la realidad mundial son presentados siguiendo los lineamientos que rigen a cada uno de estos medios de comunicación. Un claro y reciente ejemplo es lo que sucedió en la Plenaria de la XVII Cumbre Iberoamericana entre el presidente venezolano Hugo Chávez y el Rey de España, Juan Carlos de Borbón.
La mayor parte de los medios masivos difundieron el altercado abocándose sólo “¿Por qué no te callas?” emitido por el Rey de España, sin ni siquiera mencionar el contexto en por el cual desembocó en ese escenario.
Entonces, vale la pena repasar –a manera de ejemplo- los principales detonadores de lo sucedido en la cumbre, para entender mejor la situación.
En su primera intervención, el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero destacó: “No cabe ninguna duda que desde el punto de vista de la historia de la civilización de las ideas (…) Son ideas que emanan de la revolución francesa, en territorio europeo (ahí gira la cabeza y enfoca su mirada sobre Chávez) y eso no es más que una circunstancia histórica. (Tras mirar brevemente al salón con un grado de jactancia vuelve su mirada hacia Chávez y dice) Hasta Carlos Marx era europeo (y luego esboza una sutil sonrisa).
En su intervención Chávez dijo: “Creo que no debemos caer en el error de minimizar los factores externos como aquí se ha dicho” y citó lo acontecido durante el mandato de Salvador Allende. Luego enfatizó que está respondiendo a un ataque (de Aznar) “que anda por el mundo diciendo que yo soy un peligro para América Latina”. Es ahí donde el presidente Chávez dice: “Ese señor es un fascista”.
Luego, nuevamente interviene Zapatero y dice: "El ex presidente Aznar fue elegido por los españoles, y exijo respeto", a lo cual Chávez le interrumpe para decirle: "Dígaselo a él, dígaselo a él, Sr. Presidente. Que respete la dignidad... Porque Aznar anda irrespetando a Venezuela por todas partes, y yo tengo derecho a defenderme".
En ese momento el Rey de España gritó inicialmente "¡Respeta tú!", frase que no fue captada por los micrófonos. Luego gritó: "¡¿Por qué no te callas?!", haciendo un gesto con las manos, a lo cual la presidente chilena intentó calmar los ánimos y pedirles respetar los derechos de palabra a los mandatarios.
"Yo no puedo aceptar esa posición del Presidente Zapatero. Podrá ser español el Presidente Aznar, pero es un fascista, y es una falta de respeto", exclamó Chávez apenas el Rey de España terminó de gritar. Grandes medios como Televisión Española, El País de España, El Mundo, Noticias 24 y hasta Youtube, sólo divulgaron fragmentos de lo sucedido, cortando fragmentos de los videos y haciendo desaparecer como por “obra de magia” a las contestaciones del líder bolivariano. Sólo la BBC Mundo emitió un video subtitulando las palabras de Chávez.
Posteriormente, tomó la palabra el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien en primera instancia cedió su turno al presidente Chávez alegando que como España había tenido dos intervenciones cualquier otro país podía hacerlo basado en la libertad de expresión.
Entonces Chávez intervino nuevamente recordando la frase de José Gervasio Artigas: "Con la verdad, no ofendo ni temo" y expresó: "El gobierno de Venezuela se reserva el derecho a responder cualquier agresión en cualquier lugar, en cualquier espacio y en cualquier tono".
Tras menos de un minuto de intervención, Ortega vuelve a tomar la palabra y lanzó duras críticas hacia las empresas españolas. Mientras el presidente nicaragüense hablaba sobre la empresa española Fenosa, Juan Carlos de Borbón abandonó el plenario en un gesto descrito por la prensa española como "sin precedentes", aunque después volvió a entrar.
En reiteradas ocasiones, hechos como éste son desmerecidos como información que debería ser presentada de manera profunda y compleja ya que son reducidas al mero espectáculo. El periodismo se transforma en entretenimiento, apartándose de su rol de comunicar fehacientemente.
No es casualidad que el noticiero de TELEFE -canal de televisión argentino- haya entrevistado exclusivamente a Zapatero, en su visita al país, sobre el altercado teniendo en cuenta de que éste canal pertenece a la compañía española Telefónica. Esto demuestra los intereses que se hallan de por medio en la elección de cada tema a tratar o cada entrevista a realizar.
Los medios hegemónicos instauran en la agenda del día los contenidos que serán protagonistas y de los cuales la sociedad hablará.
Un caso de tergiversación de la información fue demostrado por el documental “Puente Llaguno: Claves de una masacre”, conocido internacionalmente y realizado por el cineasta venezolano Ángel Palacios, que devela hitos de la conspiración que condujo al efímero golpe de Estado de abril de 2002 que derrocó momentáneamente al presidente de Venezuela Hugo Chávez.
Una breve reseña de lo sucedido: la oposición al gobierno bolivariano, en ese momento, inició una serie de paros a nivel nacional, apoyados por los medios hegemónicos tanto locales como internacionales, que derivaron en un golpe de Estado.
Desde algunos medios de comunicación masivos se incitaba a la revuelta social, presentado a Chávez como un dictador al que, a través de cualquier maniobra, había que derrocar. En este sentido, los medios actuaron como intermediarios respondiendo a los grandes intereses políticos y económicos de las potencias mundiales, sobre todo, de Estados Unidos, que pretendían terminar con el poder bolivariano. Uno de los más comprometidos con esta causa fue la CNN, el reconocido canal de noticias estadounidense.
En las horas previas al 11 de abril de 2002, una multitudinaria manifestación opositora fue instigada por sus líderes a tomar por asalto el palacio presidencial de Miraflores, dónde se concentraban miles de seguidores de Chávez. Este hecho fue desmentido por los mismos medios que apoyaban y respaldaban el golpe de Estado que estaba surgiendo a partir de ese momento.
Según Margarita López Maya, autora del trabajo de investigación titulada “Venezuela 2001-2004: actores y estrategias en la lucha hegemónica”: “la Guardia Nacional rodeó la sede de gobierno, pero al llegar la marcha al centro de Caracas alguien hizo el primer disparo. Los medios pasarían ese, una y cien veces, lo que ellos dicen fueron francotiradores chavistas que masacraban a civiles antichavistas en puente Llaguno. Esto, que resultó ser una manipulación de imágenes por parte de los medios privados, sirvió de justificación para el golpe de Estado”.
En un lapso de dos horas, murieron 19 personas -entre oficialistas, opositores y simples transeúntes que circulaban por el lugar- víctimas de francotiradores, de policías metropolitanos y de militares, quienes tenían como único propósito el destituir a Chávez respaldados por fuertes y poderosos intereses económicos, políticos y hasta mediáticos.
Poco después, el alto mando militar destituyó al bolivariano y ubicó en su lugar al presidente de la organización de empresarios, Pedro Carmona, quién abolió la Constitución, el Parlamento, la Corte Suprema y los decretos económicos firmados por Chávez. Todos estos cambios fueron patrocinados y amparados por los grandes multimedios venezolanos, que avalaron estas transformaciones en la democracia sin tener en cuenta que las mismas coartaban, a su vez, la libertad de expresión.
Sin embargo, todo ese caos político en Venezuela duró poco, marcando un hito en la historia latinoamericana. Se produjo un hecho inédito: Chávez volvió al poder desde la isla militar dónde se hallaba arrestado.
Luego de este recorrido histórico, es preciso analizar el rol jugado por los medios de comunicación privados que, al igual que todos los demás medios, construyeron una imagen de la realidad pero -esta vez- tergiversando los hechos.
Es decir, la realidad por sí misma no existe sino que es una construcción humana. A partir de esta acción, queda a decisión de cada uno - ya sea como sujeto individual o como parte de un grupo mediático - acatar a lo que sucedió teniendo en cuenta de que la parcialidad es una de las características de los procesos periodísticos.
Todo acto periodístico conlleva intrínsicamente una actitud de parcialidad frente a la complejidad del hecho que se intenta informar, o sea, siempre se toma posición. Pero, a su vez, esta identificación debe ser objetiva, entendiendo a la objetividad como la remisión a fuentes comprobables y contrastables, tal como lo define el Modelo Teórico de Intencionalidad Editorial desarrollado desde la Agencia Periodística del Mercosur.
Si no sucede de esta manera, es decir, si no se remite a fuentes directas o indirectas, la parcialidad, la toma de postura sobre la que aborda la práctica periodística, se convierte en mera tergiversación de la información y falsedad de la realidad construida.
No obstante, a pesar de que éstas deberían ser una premisa del periodismo en general, en el caso de lo sucedido en Puente Llaguno, los medios hegemónicos tergiversaron la información como una manera de agudizar la oposición a Chávez, esgrimiendo argumentos que no concordaban con lo que realmente había ocurrido. Uno de los protagonistas de esto fue el canal de televisión Venevisión.
“Puente Llaguno: Claves de una masacre” demuestra la manera en que Venevisión cortó las cintas para manipular los hechos, instaurando como “verdad” o sentido común que los ciudadanos que apoyaban a Chávez eran quienes disparaban y se encontraban agazapados cuando, en realidad, éstos se hallaban protegiéndose de los disparos que provenían de los opositores, apoyados por estos mismos medios. Otra de las mentiras pronunciadas era que los bolivarianos se desmayaban por el calor cuando se tiraban al piso esquivando las balas o porque estaban heridos.
En éste, como en muchos otros casos, la tecnología actúa a favor y conjuntamente a los intereses de los medios hegemónicos. Siguiendo con el modelo analizado, los medios privados venezolanos borraron los audios originales y las narraciones en vivo de los reporteros, cambiaron la cronología de los hechos, entre otras estrategias más utilizadas respondiendo a los intereses afines como los de Washington.
Es decir, el uso tecnológico es favorable o no, útil o no, en la medida en que sea utilizado con buenas intenciones, sin animosidad ni desoyendo la función de los periodistas de informar con la mayor exactitud y la menor parcialidad posible.
No es un pormenor, el hecho de que el dueño de Venevisión, Gustavo Cisneros, es un fiel amigo del presidente estadounidense George W. Bush y eso lo convierte en un emisor de las directivas de Washington.
Cisneros, en una entrevista brindada a un programa de su propio canal de TV, aseguró que desde Venevisión no se jugó ningún rol en el golpe de Estado de 2002, “eso es una fantasía”, dijo. Además, destacó que “nosotros no hemos conspirado, no quisimos conspirar ni sabemos cómo conspirar”.
En contraposición, Chávez, en aquel momento, afirmó que “los medios de comunicación tienen un enorme poder y no deberían actuar como un laboratorio de mentiras” y recalcó que se trató de un “terrorismo psicológico”.
En este sentido, la tan preciada libertad de expresión y de prensa fue utilizada para sustentar los ideales neoliberales y capitalistas, ya que Chávez no era, en ese momento, ni lo es, ahora, una figura que esté acorde con los mismos sino que, por el contrario, se presenta como un peligro al proclamar la soberanía del petróleo e incomodar constantemente a los intereses hegemónicos.
La influencia de los medios en la sociedad actual es indiscutible y, más aún, cuando la televisión se ha convertido en un medio de comunicación por excelencia, siendo el protagonista de la mayoría de los hogares y uno de los principales medios que influyen en la conformación de la opinión pública.
Los centros de poder o los que aspiran a serlo, deben contar irremediablemente con los medios masivos para llegar a sus objetivos. En este aspecto, muchas veces se escucha la frase “los políticos no pueden vivir sin los medios y los medios no pueden vivir sin los políticos”, ambos se complementan y entre ambos construyen diferentes nociones de la realidad.
A partir de la relación política-medios, muchos son los intereses que se encuentran en este entramado y que gobiernan la Intencionalidad editorial y las acciones de los medios masivos de comunicación. Por este motivo, es que se establece la diferenciación entre los medios alternativos/contrahegemónicos y los medios masivos/hegemónicos.
Estos últimos, en su gran parte, son componentes de poderosos grupos multimedios y en cada una de sus ediciones, publicaciones o programaciones ponen en juego los intereses que los conforman, manipulando o condicionando la información de manera tal de difundir sus ideales e instaurarlos en la sociedad en post de su crecimiento y afianzamiento económico, político y social.
Cada vez es más frecuente que las decisiones periodísticas se conviertan en decisiones político-económicas de un grupo empresarial que influye en todos y en cada uno de los contenidos que se emiten desde sus medios.
José Luis Sánchez Noriega, doctor en Ciencias de la Información, licenciado en Filosofía y profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Pontificia de Salamanca explica: “Únicamente el sistema económico es previo al mediático, al menos en la medida en que las empresas de comunicación forman parte del mismo (…); pero, al mismo tiempo, determinadas políticas económicas de los gobiernos o de sectores empresariales han de contar con el apoyo del sistema mediático para resultar exitosas”.
Además, Sánchez Noriega, agrega, en su texto El verdadero poder de los medios de masas que “más que un cuarto poder capaz de controlar al ejecutivo, legislativo y judicial, los medios de comunicación son un poder público que, junto y/o subordinado al poder económico y financiero, entra en diálogo con el poder político”.
El libro “Medios, política y poder. La conformación de los multimedios en Argentina” escrito por docentes investigadores de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata - Argentina -, realiza un análisis de la relación entre prensa-empresa y producto-lucro.
En la etapa de apogeo del neoliberalismo en Argentina, es decir, durante la década de los ´90, se conformaron los grandes multimedios que hicieron del periodismo y la comunicación, tal como lo demuestra el texto citado, una mercancía que pone precio a las ideas, a la práctica periodística de informar y a la información en sí misma.
No sólo se violó y reformó la Ley de Radiodifusión nacional que prohibía la conformación de multimedios, es decir, que una misma persona no podía tener a su nombre más de un medio de comunicación, sino que se generó una extraordinaria apertura del mercado de las comunicaciones a las inversiones extranjeras.
De esta manera, los intereses hegemónicos invadieron los medios locales -no sólo en Argentina sino que en gran parte de los países latinoamericanos- propulsados por la Ley Nº 24.124 que ratificaba el Tratado de Promoción y Protección de Inversiones Recíprocas con Estados Unidos.
Esta reglamentación permitió el ingreso masivo de capitales estadounidenses en el mercado de las comunicaciones y el distanciamiento de la Argentina del Acuerdo de Colonia firmado con sus socios del Mercosur.
Durante este período presidido por Carlos Saúl Menem, fue totalmente avalado por los medios privados que invadieron el escenario de la comunicación y la información en Argentina. El ex Primer Mandatario gestionaba a favor de aquellos medios hegemónicos que respaldaban su accionar, de lo contrario, se servía de prohibiciones y censuras para con aquellos que lo cuestionaban.
Fue en ese entonces que se instaló la expresión de “prensa felpuda” que incluye a los medios que evitan relacionarse con cuestiones sociales y políticas, silenciando temas de real interés y frivolizando a los políticos como una manera de amparar sus intereses.
En Chile, sucedió algo similar. De acuerdo a archivochile.com, la página web oficial del Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME) que realiza un recorrido por la historia social, política y económica chilena, los medios privados de comunicación actúan, a partir de la incorporación creciente de inversiones extranjeras, ocultando información vital para la sociedad.
“El contenido de la información abrumadoramente predominante busca proyectar la sensación de sociedad ´reconciliada´, que habiendo ajustado cuentas con un pasado del cual son todos culpables, no le queda sino ´mirar adelante´, producir en orden y progreso y, en definitiva, ser esa isla de estabilidad y paz social que necesitan los capitales extranjeros para invertir en el país”, remarca dicha investigación.
Los medios hegemónicos actúan de diversas formas. Muchas veces difunden sus mensajes cargados de ideología de manera explícita y, otras, de forma implícita, con informaciones que se derivan en una doble lectura. El hecho de estar en contacto con estos medios es casi imposible de evitar, lo que se debe generar es una “inmunidad” hacia lo que éstos nos muestran.
Tal como lo afirma la periodista Dolores Marengo, en su artículo “Medios alternativos y contrahegemónicos”, “los medios masivos por años han instalado el mito de la independencia como sinónimo de verdad, legitimando su práctica como validez universal, enfrentándolas abiertamente con la prensa alternativa o contrahegemónica”.
No se trata de no creer en nada ni en aislarse de la sociedad -ya que los medios masivos forman parte de la misma- sino que lo más conveniente es tratar de ejercer un espíritu crítico frente a lo que se recepciona, no posicionarse como un ente pasivo sin capacidad de análisis, y, de esa manera, discernir entre lo bueno y lo malo, lo real y lo inventado, lo verificable y lo incomprobable.
Para ello es vital, tal como lo establece el modelo teórico de la Intencionalidad Editorial, “descubrir” la parcialidad del medio al que nos posicionamos como receptores, tratar de visualizar cuál es el discurso de clase/grupo que se intenta instaurar desde el lugar de poderío de los medios como discurso universal, investigando sobre su pertenencia corporativa, las relaciones culturales, sociales, económicas y políticas que mantiene tanto nacional como internacionalmente, sus antecedentes históricos, las fuentes que utiliza y el comportamiento no sólo del medio sino del periodista en particular.
La realidad no es lo que los medios - hegemónicos o no - nos muestran. Eso es sólo una parte de la misma, una construcción que conlleva necesariamente intereses de diferentes tipos ya sea de clases sociales, de grupos económicos o de países extranjeros.
La cuestión es, a partir de las diferentes construcciones de la realidad a las que nos encontramos permeables, generar en sí mismo una nueva y propia reconstrucción que esté acorde con nuestros pensamientos, sentimientos e ideales sobre lo que es y lo que debería ser el mundo en cada una de sus aristas.
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2 comentarios:
Muy buena esa nota, conoces algo de la autora??
La verdad, no tengo idea. La saque de la página de Ayl, pero parece que suele publicar en APM, de la universidad de la Plata. El link:http://www.prensamercosur.com.ar/apm/seccion.php?ids=8&pagina=1&qreg=0&tp=0. Igual, no se nada más que lo que busqué en google.
Y sobre los medios, es realmente muy importante la influencia que tienen sobre la población, al punto de transformar a casi todos en simples repetidores de lo que nos muestran, que no ven ni intentar ver más allá de lo que te dicen es la realidad. Supongo que es más cómodo eso, no?
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