viernes, 29 de agosto de 2008

Cuentos (e)

¿Quién te contó ese cuento en el que un principe arriesgaba su vida venciendo dragones, solo por amor? El mismo en el que esa mujer entregaba su corazón a aquel valiente que siempre esperó mirando desde la ventana de la torre más alta al horizonte por donde aparacería, sin nunca dudarlo. No existen ya principes que den su vida por amor, las princesas ya no miran por la ventana.
¿Fue mamá la que contó esa historia de cuando los pájaros no volaban? La que decía que una vez una nube bajó a la tierra y se hizo amiga de los pájaros, y les contó como era todo en el cielo. Un día tuvo que volver y ese día los pájaros abrieron sus alas y la siguieron. No debiste creerle a tu mamá, no alcanaza con querer volar, tan alto no podrás llegar. Todos lo saben, y por eso vivimos en el suelo.
¿Quién te mintió así, pequeño? No debiste escuchar a tu abuelo que decía que había que saber mirar, si no hay tiempo para eso, seguí corriendo aunque no sepas a dónde vas. ¿Dónde está ahora quien te dijo que nunca te dejaría? Las promesas son el disfraz de la mentira, aunque en el pasado fueron verdad. El reloj sigue, tus pies siguen, y no solo tu sombra va quedando atrás.
No viajarás kilómetros viendo una estrella; nadie quiere, esa es la verdad. Estas solo en el mundo, ya lo descubrirás. No hay amigos, ni amor, ni personas buenas, ni estrellas que alcanzar. La vida es un espejismo de la felicidad. Y aunque lo intentes, nunca vas a llegar.
¿Quién te mintió así, pequeño? Si el mundo no es hermoso como la historia que no puedes olvidar. No debías creer en la bondad. Saliste a la calle y a todos quisiste amar. Veías a todos como amigos y los querías abrazar. Dabas todo y sonreíste de verdad. Y te lastimaron, te odiaron, te envidiaron, te desearon el mal. Y se rieron de tus tropezones mientras sangraban tus heridas y se llenaban de lágrimas tus ojos. Nadie te tendió la mano y allí tirado tu alma decidió volar.
No tenías quie creer en ese cuento en el que un niño descubría en los ojos de una bruja malvada la bondad de su corazón. Las brijas son feas o lindas pero comen niños y no tienen corazón. No existe lo que pasó en ese cuento, la bruja no lloraría cuando el niño la abrazaba, la bruja no necesitaba solo un poco de amor. No tenías que creer en ese cuento, porque nadie en el mundo lo creyó.
O tal vez... el mundo debería haber creído en él.
Tal vez deberías contármelo una vez más, susurrándome en el oido para que crea soñar con un mundo mejor donde los cuentos sean verdad.

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