"El mundo esta mal, muy mal. La culpa no es mía, si todos se metieran en lo suyo como yo. Habría que matar a esos que hablan de igualdad, de oportunidades. El que quiere trabajar que trabaje. La vida no es fácil, cada uno tiene lo que se merece. Mataría también a los homosexuales, no me banco sus actitudes. Son antinaturales. Se rebelan ante Di-s, no merecen perdón. Ni tampoco judíos, ni negros. No los puedo ver. Solo los buenos, los puros de este mundo deberían quedar y así acabarían los problemas."
Y no se quedó en palabras. Y mató, y mató, y mató. Sin escuchar, él no pensaba. Mataba por reflejo. Pero pronto comprobó que no era suficiente matar a los homosexuales, negros, judíos, gitanos, comunistas. Había gente entre los buenos que lo criticaba y también los mató. Y le tuvieron miedo. Pero no todos hacían lo que él quería, entonces mato a quienes no cumplían con su orden de besarle el zapato. Y algunos cuestionaron su verdad y reclamaron y se le enfrentaron.
Fue destruyendo uno a uno a todos los seres de la tierra. Cuando quedo solo se dio vuelta y vio un espejo. No le gusto la cara que allí veía, y le disparó un tiro.
sábado, 30 de agosto de 2008
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